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Merecidísimo Premio a Luis Hernández Navarro

Sin aspavientos, con el arma de que dispone, la máquina de escribir, Hernández Navarro ha sido desde hace medio siglo un constante batallador en aras de la justicia social, concentrándose mayormente a favor del magisterio rural de nuestro país, cuya lucha por la equidad y su espeto lleva ya tantas décadas.

Ha sido con el paso del tiempo que se ha tenido que recrudecer en virtud de que el Estado mexicano, hasta 2018, se fue inclinando a la derecha hasta que su Partido “Revolucionario” acabó por hermanarse con la fuerza conservadora, de filiación cristera y a veces incluso fascista, llamada Acción Nacional.

En consecuencia, la defensa de las legítimas aspiraciones del mundo rural ha resultado más cuesta arriba, lo mismo que el trabajo en pro de los pueblos indígenas y de los pequeños agricultores de intensa raíz campesina. En esa trinchera destaca la longeva tarea periodística de Hernández Navarro, aunque es cierto que ha puesto más el dedo en el renglón del magisterio y los siempre maltrechos anhelos de los maltratados y desdeñados normalistas pueblerinos, por no decir, rurales.

Bien puede afirmarse que Luis resulta ser ahora quien más alto enarbola la bandera de Javier Valdez y Miroslava Breach, colaboradores, como él, de La Jornada de la Ciudad de México, ultimados arteramente en 2017.

No son pocos los libros publicados por Hernández Navarro, siempre en la misma línea reivindicadora de las referidas causas, pero me parece importante hacer mención del que acaba de salir y todavía se encuentra en las librerías, entre otras cosas porque cuenta con el sello editorial de Fondo de Cultura Económica.

Se titula la obra de marras La pintura en la pared. Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales. Como su nombre lo sugiere, este ejemplar está en pro de tantas instituciones que han sido vituperadas, menospreciadas y agredidas sistemáticamente de palabra y obra por parte de grupos muy poderosos y, claro, se han visto asoladas también por células delictivas de sus respectivas comarcas y de sus correspondientes estados y municipios, puesto que su sola existencia constituye una palmaria denuncia de sus recovecos más pútridos que encuentran en el magisterio rural una enemistad que no conviene a quienes medran precisamente de la desgracia y la pobreza ajenas.

El caso es que, a tantos años de infravaloración por parte del poder, nuestro admirado y apreciado periodista, coordinador de Opinión ahora en La Jornada se ha hecho merecedor del Premio John Reed, nombre de todos conocido, que otorga el Proyecto Cultural Revueltas, en la Comarca Lagunera, mismo que fue inspirado por el gran escritor Carlos Montemayor.

Dicho premio ha sido ya recibido, entre otros personajes, por Julio Scherer, Carmen Aristegui, Elena Poniatowska y los asesinados Javier Valdez y Miroslava Breach, que no deben ser olvidados.

La verdad es que los amigos de Luis Hernández Navarro no podemos sino estar orgullosos de este reconocimiento merecidísimo que recibe nuestro admirado colega, además de mostrar gratitud a quienes decidieron concedérselo, meritoriamente eso sí, a una persona como él.

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jl/I