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¿Transparencia por WhatsApp, Tik Tok e IA?

Durante 22 años –con algunas excepciones honrosas– los transparentólogos, atrincherados en los muros de la excesiva formalidad y el vocabulario barroco del mundo jurídico, descuidamos la tarea fundamental de comunicar de manera sencilla a la sociedad los beneficios de la transparencia. Con la inminente reforma a la Ley General de Transparencia y la necesidad de adecuar normativas locales, no podemos repetir este error.

La sociedad exige formatos más amables para que la información pública sea útil en la vida cotidiana. Sin embargo, los portales electrónicos de información fundamental parecen diseñados para espantar al usuario. Parecen más pensados para un auditor y no para el público en general.

Esto no significa que debamos dejar de publicar documentos con formatos legales, sino que es necesario crear productos adicionales de información pública que sean visuales, reutilizables y fáciles de entender, siguiendo los principios de la transparencia proactiva, focalizada y del gobierno abierto, que lamentablemente no se han implementado plenamente.

Las empresas privadas han demostrado cómo aprovechar el valor de la información. Por ejemplo, las aplicaciones que actualizan sobre el tráfico vehicular en tiempo real. Siguiendo esta lógica, sería invaluable una aplicación que permita consultar si los medicamentos están disponibles en una farmacia pública, como ocurre en Chile con Farmacias de Turno o en Reino Unido con la NHS App. También sería ideal que los trámites y servicios estuvieran disponibles con un solo clic, en lugar de peregrinar en varias oficinas y sortear el mal humor de los burócratas.

En Singapur, una app ofrece información en tiempo real sobre el transporte público, mientras que, en España, MiDGT notifica a los usuarios sobre multas y renovaciones. Por el contrario, acá nos encontramos con la desagradable noticia del adeudo de las fotoinfracciones hasta que acudimos a pagar el refrendo.

Jalisco ha sido ejemplo de vanguardia en la materia, desde 2001 cuando Guadalajara adoptó el primer reglamento en el país, seguido de la primera ley estatal en 2002, anterior incluso a la ley federal. Es natural que en 2025 sigamos marcando el camino. Imaginen poder solicitar información a través de un tuit, mensajes de WhatsApp, TikTok o incluso una sesión de Zoom, y que, si la información ya existe, se entregue de inmediato, sin dilaciones absurdas.

La inteligencia artificial podría ser una aliada clave en este proceso, y su implementación no requiere inversiones exorbitantes. Algunos gobiernos ya cuentan con asistentes virtuales y chatbots para orientar sobre trámites, pero podemos ir más allá con análisis predictivos, monitoreo en tiempo real, personalización basada en el historial del ciudadano y portales dinámicos. Imaginen interactuar con un chatbot para obtener información en un portal de transparencia de manera fluida y sencilla, como si fuera una conversación casual, sin burocracia de por medio.

¿Sueños guajiros? Quizá. Pero es lo que la sociedad está exigiendo en este nuevo modelo de México. La transparencia no debe ser un privilegio limitado a unos cuantos. Es tiempo de hacerla accesible, práctica y realmente útil para todas las personas.

X: @julio_rios

* Profesor-investigador en el Centro Universitario de Guadalajara de la UdeG; actualmente encabeza la estación de Guadalajara de Radio UdeG y conduce en Canal 44

 

 

jl/I