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Diversidad de estilos arquitectónicos enriquece a la Ciudad de México

(Foto: Especial)

Un abanico de estilos arquitectónicos como el barroco, neoclásico, afrancesado, art decó y art nouveau se aprecian y se conservan en edificios, casas habitación y museos que alguna vez funcionaron como conventos e iglesias en la Ciudad de México.

Alejandra Utrilla, encargada del Museo Nacional de la Revolución, platicó con Notimex, sobre esos estilos diferentes que predominaron en cada etapa o siglo que fue determinante en la arquitectura del país, sobre todo en la capital, que posee una riqueza desde lo prehispánico hasta el siglo 20.

“Como todos sabemos desde el mundo prehispánico hasta el siglo 21 tenemos muestras de que se han conservado, tal es el caso del Templo Mayor, Cuicuilco y una serie de zonas arqueológicas”, explicó la especialista.

La autora de Arquitectura religiosa del siglo 19: Catálogo de planos del acervo de la Academia de San Carlos mencionó que en el siglo 16 destacó la arquitectura religiosa, con conventos, que estudiosos y apasionados de la arquitectura saben que los conventos son un ejemplo único de lo que se hizo en México y se ha venido estudiando.

Por ejemplo tenemos los atrios y las capillas abiertas, un elemento único que todavía existe en la Ciudad de México, por ejemplo la Iglesia de la Romita que se conserva y tiene una capilla abierta.

Otros ejemplos de la arquitectura del siglo 16 se encuentran en el Centro Histórico, como el Antiguo Palacio del Arzobispado, actualmente el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

En este siglo se desarrolló el plateresco con mucha reminiscencia del renacimiento. “Vamos a encontrar elementos como bóvedas de crucería, algunos contrafuertes. Si vemos la iglesia de Coyoacán, encontramos todavía muchos contrafuertes que son elementos constructivos que vienen del medioevo, por lo que aquí empiezan a tratarse fachadas, sobre todo renacentistas con mucha influencia plateresca”, aseguró.

Durante el siglo 17 entra la corriente del barroco, dividido en varios estilos como el salomónico que se puede encontrar en algunas iglesias como la Capilla del Rayo de Santo Domingo de Guzmán en Mixcoac.

Otro ejemplo de este estilo es el convento de Santa Teresa la Antigua, que luce columnas salomónicas y tritostila. “De las tritostilas el fuste de la columna está dividido en tres partes y la parte de abajo es diferente a las dos que están arriba, por lo que podemos tener tritostilas de diferentes estilos en el Ex Teresa”, afirmó Utrilla.

En la Plaza de la Santa Veracruz se ubica el Museo Franz Mayer y otras iglesias que cuentan con columnas ondulantes casi pilastras porque están pegadas y tienen marcadas unas estrías que ondulan.

La otra iglesia que se encuentra en la plaza luce un estilo churrigueresco, “se llama así ese estilo porque viene de José de Churriguera, quien diseña la columna espigüete, por ejemplo, el sagrario de la Catedral Metropolitana tiene columnas como si fueran el cuerpo de una persona porque arriba podrían ser los brazos y abajo se hace angosto como si fueran las piernas”, relató la encargada del espacio museístico.

En la primera mitad del siglo 19, agregó la catedrática, se desarrolló lo neoclásico y la segunda mitad de ese siglo se caracterizó por los eclécticos, el neogótico y se desarrolló la arquitectura neobizantina.

“Cuando una persona dice: estoy frente a una construcción gótica, pues no, no puede ser, porque lo gótico no se construyó en México en esa época, es un neogótico, o por ejemplo, estoy frente a un morisco, esto es totalmente árabe”, precisó.

También están los eclécticos que son revolturas, es decir, cuando alguien es ecléctico o cuando se habla de la palabra ecléctico es que se toman elementos de diferentes estilos y se combinan.

Abundó que mucha construcción del centro de la Ciudad de México y de las orillas del centro, son eclécticos, “encontramos elementos hasta barrocos, neoclásico, de diferentes estilos que se van combinando”.

“La Plaza Tolsá tiene un estilo ecléctico que se muestra en el Museo Nacional de Arte (Munal), frente a éste hay un neoclásico como lo es el Palacio de Minería y tiene un afrancesado que se ubica en la lateral de una cadena de restaurante-librería y rodeada de otras obras como el Correo que es de estilo ecléctico; el Palacio de Bellas Artes que también es de estilo con elementos de art nouveau”, manifestó.

“Con el movimiento de la Reforma, cuando el Estado toma los edificios de la iglesia les da otro uso, por lo cual se da el fenómeno del funcionalismo, porque la iglesia se encargaba de los hospicios, educación, hospitales y hasta del registro civil”, relató.

Luego viene el siglo 20, límite entre finales del siglo 19 y principios del 20, donde se tiene que hablar del art decó del interior del Palacio de Bellas Artes, con materiales de mármol en colores oscuros y claros, combinados con arcos que son geométricos, así como elementos de acero inoxidable y metales fuertes y duros.

“Si uno recorre el Parque México verá muchos ejemplos de art decó y el art nouveau, también hay dos o tres casas en la colonia Roma que tienen elementos de este último estilo, que son orgánicos que incluye animalitos”, afirmó Utrilla.

Añadió que se pasó a los movimientos del funcionalismo en la arquitectura estadounidense y de todo el mundo, por lo que se da un movimiento de la función sobre la forma.

“Estaríamos en espacios limpios construidos para adaptarse a las necesidades, es decir, se hacen plantas limpias sostenidas por columnas, y en esos espacios se van creando diferentes necesidades, de oficina que se desarrollan a partir de los 50 y 60 son puros funcionalistas”, apuntó.

JJ/I