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Como en mayo de 2015

Al presidente de la República que ganó como ningún otro presidente en la historia del país no le importa en lo más mínimo el desempeño de la economía. Está tan convencido de que su popularidad y sus conferencias mañaneras le permiten seguir dándole vuelta a los principales problemas del país, entre ellos el bajo crecimiento económico, que no se esfuerza ni siquiera por elaborar ningún plan o estrategia para darle la vuelta a la situación. 

Simplemente no vale la pena. 

Lo único que de la economía le importa es que el precio del dólar o de la gasolina no se disparen y que la recaudación fiscal se mantenga para así poder seguir financiando los proyectos que realmente son importantes para él: la refinería, el tren maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles y el rescate financiero de Pemex. 

Eso es todo. 

De los programas de reparto de dinero en efectivo, el más importante es el de la pensión a adultos mayores, que se lleva 238 mil millones de pesos para este año. El resto son menores. El tren maya se lleva 167 mil mdp y la refinería de Dos Bocas, 45 mil mdp en 2022. La parte gruesa del presupuesto se la lleva Pemex, con un total para 2022 de 636 mil millones. 

Entonces es justo lo que tenemos: un presidente que no tiene plan ni proyecto alguno para reactivar la economía o para hacerle frente al estancamiento de los últimos meses. Simplemente piensa que sus obras de infraestructura serán suficientes para mover a la economía mexicana. 

Si los proyectos sirven o están bien planeados eso es lo de menos. Lo importante es que se concluyan y que el presidente tenga su ceremonia de inauguración. Aunque al día siguiente no se pare ni un alma, el presidente ya tuvo el gusto de poder decir “cumplimos”. 

En esencia, esa fue la cuarta transformación. Nada más. 

Lo que explica que el país lleva ya casi un año en estancamiento económico y no parece preocuparle a nadie. Ni al secretario de Hacienda ni al presidente ni a nadie. Lo importante son las obras y, por supuesto, la revocación de mandato de este domingo 10 de abril. 

El presidente está en campaña, y de aquí no parará hasta las elecciones de 2024. Así que váyase acostumbrando. Si antes no hacía caso a las alarmas de una economía estancada, ahora y hasta que se acabe su gobierno, menos. Todo serán elecciones y votos. 

Así que no debe sorprendernos que al arranque de abril de 2022 la economía mexicana esté en el mismo nivel de actividad económica que tenía en mayo de 2015. Es decir, la economía de México está igual hoy que hace siete años. 

Lo que se traduce en un empobrecimiento promedio de la población y en una reducción del nivel de vida. Simplemente porque la población de México en 2015 era de 121 millones de personas y ahora en 2022 ya sobrepasamos los 130 millones. El país tiene 9 millones de mexicanos que no estaban en 2015, lo que se traduce en un menor nivel de vida. 

Pero usted no se fije, usted vea solo lo que le importa al presidente: su popularidad, su consulta del 10 de abril y las elecciones de 2024. Eso es todo, no hay nada más. 

Twitter: @Israel_Macias

jl/I