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Frangie, el hilo más delgado

La política es el arte de lo posible y los partidos son los instrumentos que materializan dichas posibilidades. En México y en Jalisco, los partidos políticos siguen y seguirán siendo indispensables para acceder a espacios de poder público, más allá de su estado de salud. Por eso es lógico pensar que las dos fuerzas políticas más importantes en el estado –MC y Morena, de acuerdo con los resultados de la más reciente elección local– necesitarán echar mano de sus grupos, estructuras y liderazgos para ganar la elección de 2024, que será determinante para el alfarismo. 

En ese sentido, llama la atención que Zapopan, un municipio clave para el proyecto político naranja en Jalisco, esté en medio de una pugna interna que comienza a desbordarse, con Juan José Frangie como protagonista. El alcalde de Zapopan tiene tiempo jugando como alter ego de Pablo Lemus; fue su gerente general y hombre fuerte en la Ex Villa Maicera y se ha mimetizado, sin resistencias, a su estrategia de comunicación y posicionamiento. 

Sin embargo, Frangie no dispone de la fuerza electoral y la destreza política para sostener una confrontación con el gobierno del estado; podrá ser la media naranja del alcalde de Guadalajara, pero eso no le garantiza salir bien librado de una batalla que él mismo está suscitando. 

Frangie ha estirado la liga de más, se ha ausentado de momentos y espacios institucionales simbólicos y representativos para el emecismo local y ha mostrado, en más de una ocasión, lealtad irrestricta a su amigo personal Raúl Padilla López. Este contexto ha puesto al propio Lemus contra la pared y lo ha obligado a recalcular sus decisiones de una forma más política, contemplando su aspiración a la gubernatura de Jalisco. Es decir, Pablo ha comenzado a tomar distancia del padillismo, como lo reflejó su reciente encontronazo con Tonatiuh Bravo Padilla y su consideración de auditar todo aquel recurso que el gobierno de Guadalajara entregue a la Universidad. 

Frangie está lidiando con los problemas internos del ayuntamiento, pero agravados por una relación muy tensa con el Ejecutivo estatal y con cierta distancia con el mismo Pablo Lemus por un tema esencial: la administración del municipio. El alcalde de Zapopan decidió seguir la lógica de que cada quien gobierna su espacio y relegó a buena parte de la nomenclatura lemusista para imponer a su gente, algunos de ellos provenientes del círculo de Padilla. 

Así las cosas, y tomando en cuenta que la sucesión estatal de 2024 pasará, de manera natural, por Casa Jalisco, el más afectado por la decisión podría ser Juan José Frangie, que, si bien ganó su elección por un amplio margen, no ha podido sumarle votos a la marca MC como alcalde, como sí lo ha hecho su socio Pablo Lemus. Este factor, y su cercanía con el Grupo Universidad, podría convertirlo en el hilo más delgado de cara a los próximos comicios locales. 

¿Por qué el hilo más delgado? Porque Frangie ha desaparecido del mapa político y ha dejado de ser un factor de fuerza del proyecto de Lemus, incluso se ha venido convirtiendo en un lastre, lo que lo vuelve un riesgo político considerable. Y es que políticamente Frangie es prescindible, Pablo no, y en el juego de las negociaciones, alejarse de Lemus y seguir confrontando a Alfaro es un grave error, porque, además, la elección de 2024 en Jalisco será concurrente con la de la Presidencia de México, y aquel día de campo que vivió MC el 1 de julio de 2018 en Zapopan, Guadalajara y Jalisco difícilmente se repetirá. 

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jl/I