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La salud mental, vulnerada

México es un país lastimado. Prácticamente todos los sectores están enfrentando diversas situaciones dolorosas que en ocasiones se alargan, sin solución en lo inmediato. Miles de hogares padecen y arrastran lutos enquistados por muertes de personas cercanas, sea por enfermedades o por resultar víctimas de la violencia e inseguridad. La muerte siempre ha estado al acecho. Estamos en esa frontera que empuja a un viaje sin retorno por un disparo, un contagio o alguna agresión.

Atravesamos durante más de dos años la pandemia de Covid-19, que a nivel nacional rebasa los 7 millones el número de contagiados y supera los 300 mil muertos. Despedimos 2022 con la noticia de que una sexta ola estacional de enfermos se halla en marcha, con variantes del virus más contagiosas y de más rápida transmisión.

También le decimos adiós al año asediados por la violencia en todas sus manifestaciones y crudeza. Los feminicidios continúan, sin que pueda detenerse a la mayoría de los victimarios que por cualquier razón matan mujeres. Los grupos de delincuentes se asesinan en las disputas por el mercado o acaban con la vida de integrantes de fuerzas de seguridad y personas inocentes. Las desapariciones van en aumento, abriendo fosas clandestinas por todos lados. Los criminales arrollan cualquier intento gubernamental por detener las masacres o aprehender a los responsables. La impunidad es la marca de un sistema que engendra asesinos.

La pandemia y sus secuelas, y las decenas de miles de crímenes están dejando en la orfandad a niños y niñas, y solos a esposas, hermanos o padres, a los mexicanos en general que constatan cómo el Estado está rebasado, sus soluciones no funcionan, la vida social se descarrila, la justicia no llega, la ira aumenta y, también, los problemas de salud mental. Las noticias de las muertes atiborran los espacios informativos, en una realidad que pareciera encadenarnos a seguir conociendo las atrocidades cometidas por gente enferma de una sociedad enferma.

Las depresiones se ensañan. La ansiedad sacude sistemas nerviosos. Los miedos envuelven, paralizan y asolan a sus portadores. El luto ahoga las noches en vela, regadas con lágrimas. La culpa se trepa en los hombros y corazones. Los pensamientos suicidas bullen en los diálogos internos. El estrés impide observar con optimismo el presente y el futuro. La violencia doméstica se aceleró. Los problemas de salud mental continúan generando enfermedades psicosomáticas. Sin importar la edad, alguien aparentemente sano termina liquidado con algún cáncer, por ejemplo. Nadie está a salvo. Los efectos devastan personas y familias. El sistema de salud del país está en crisis.

La violencia nos ha marcado. Ante eso resulta una necesidad básica impulsar políticas en favor de salud mental. La paz social difícilmente puede construirse sin tener paz interior. ¿Cómo orientar, acompañar u ofrecer lo que no se tiene? Psiquiatras, psicoanalistas, psicólogos y terapeutas de diferentes escuelas que sean eficientes y acompañen a las personas en sus procesos, debiera ser una prioridad nacional. Es un derecho humano tener acceso a los servicios de salud mental.

Los problemas de salud mental derivados de una sociedad atrapada hasta ahora por grupos criminales tienen que encararse con estrategias, recursos y de manera profesional, en diferentes frentes, con arte, cultura, deportes, educación, psicología. Lo mínimo que podemos hacer es escuchar, sin juzgar, de manera empática, a quienes han pasado por alguna o varias desgracias. Los crímenes, las desapariciones y las lesiones por alguna de las muchas variantes de agresión, vulneran la autoestima de las víctimas; autoestima que, al verse disminuida o lastimada, puede provocar nuevos ciclos de violencia consciente e inconsciente.

Mientras en lo social seguimos exigiendo seguridad y paz, que al mismo tiempo promovamos la paz interior con numerosos recursos, modelos terapéuticos y técnicas disponibles. Decían los antiguos: lo que es adentro, es afuera; lo que es arriba, es abajo. Que la paz, la armonía, los afectos cálidos, nos nutran y fortalezcan en este periodo decembrino.

Twitter: @SergioRenedDios

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