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Alfaro vs. Dante, ¿quién pierde?

La ruptura entre el gobernador Enrique Alfaro y el líder nacional de Movimiento Ciudadano (MC), Dante Delgado, podría generar un cisma político en Jalisco.

El distanciamiento entre ambos personajes tiene que ver con un solo desacuerdo: quién debe ser el candidato naranja rumbo a la gubernatura de Jalisco en 2024.

Cuando el gobernador habla de “defender a Jalisco” se refiere a defender aquello que le conviene a él. Todo gobernante desea dejar al término de su mandato a alguien que le cubra las espaldas y, por qué no, que le permita seguir mandando en la sombra.

Ese “alguien” debe ser cercano, leal, agradecido y confiable. Alguien que garantice que lo construido no va a tomar otro rumbo y mucho menos a volverse contra los intereses de quienes le entregan el mando.

En ese escenario, el senador Clemente Castañeda es sinónimo de “defender a Jalisco”.

Por su parte, Dante Delgado está pensando en lo mejor para su partido en el mediano y largo plazo y, por supuesto, en no perder Jalisco.

Bajo esa lógica es claro que Dante desee un candidato como el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus Navarro, para suceder a Alfaro; es puntero en casi todas las encuestas serias que se publican.

¿Por qué habría de apostar Dante Delgado por alguien que aparece en el tercer o cuarto lugar de las preferencias entre los votantes? ¿Vale la pena jugarse su más importante plaza con alguien que, según las métricas empata o pierde contra los candidatos de Morena? La respuesta obvia es no, pero las cosas no son tan simples.

Alfaro no confía en Lemus, al menos no tanto como confía en Castañeda. Lo alcanzado por MC en la entidad es gracias a Alfaro. En Jalisco no se habla de “emecismo” sino de “alfarismo”. Desde esa postura cualquiera diría que es Alfaro quien lleva mano para elegir al candidato en Jalisco.

Dentro y fuera del “alfarismo” Lemus es percibido como alguien más bien “independiente” respecto a Alfaro. A lo largo de su carrera, Lemus se ha mantenido como un político con estilo y discurso propios, reacio a obedecerle todas a Alfaro y más cercano a Dante que ningún otro del llamado Grupo Jalisco.

¿Qué pasaría si Dante decidiera, a pesar de Alfaro, elegir a Lemus como candidato por la gubernatura? El gobernador ya lo ha dejado claro: se llevaría a su grupo y toda su estructura a otro instituto político estatal. En ese escenario podríamos ver a Lemus por MC y al gallo de Alfaro por otra agrupación política; una ecuación que podría beneficiar más bien a Morena.

Además, la mudanza del Grupo Jalisco no sería tan simple. Hay que considerar que más de 60 por ciento de los emecistas con cargos públicos en la actualidad no podrían reelegirse, puesto que la ley se los prohíbe, pues debían renunciar a su cargo al menos hace seis meses para inscribirse en otro partido.

¿Y si fuera Alfaro el que a pesar o en acuerdo con Dante terminará imponiendo en MC a su candidato? Entonces, Lemus tendría que hacer de tripas corazón y aceptar reelegirse como alcalde de Guadalajara, irse de subordinado al equipo del candidato alfarista o, dejar MC para buscar ser el abanderado de otro partido.

En ese caso, MC iría a la contienda con un candidato menos competitivo en busca de un resultado estrecho pero favorable ante Morena… a menos que fuera Lemus el candidato guinda. En ese improbable caso, una victoria de los morenistas sería altamente factible y el peor escenario de sucesión para Alfaro estaría ante su puerta.

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jl/I