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Los ríos eliminados en Zapopan

Existen muchos argumentos para cuestionar los nuevos planes parciales de desarrollo urbano aprobados el miércoles pasado por el Ayuntamiento de Zapopan.

Los planes parciales son documentos que parecen inaccesibles para el común de la ciudadanía, por contener muchos términos técnicos y ser un conjunto muy amplio de documentos, planos y anexos. Pero son importantísimos, pues marcan específicamente qué se puede construir en cada terreno, y qué se debe conservar, en teoría, para el buen crecimiento de la ciudad.

Según la versión oficial, hubo un gran avance ecológico, pues se incluyeron medidas de conservación en el cerro El Tajo y El Bajío, dos puntos colindantes con el bosque La Primavera decretados como zonas de recuperación ambiental por el gobierno de Jalisco.

Sin embargo, hay otros espacios de relevancia ambiental a los que no se está prestando la debida atención, especialmente muchos arroyos y ramales de ríos cuya protección fue eliminada.

En El Rumor de la Discordia del pasado 18 de septiembre, titulado “Arroyos borrados”, advertía de las consecuencias de permitir construcciones encima de cauces de agua, como sucedió alrededor del paso a desnivel de avenida Servidor Público y Periférico. El túnel se inundó el 7 de septiembre causando la muerte de dos personas.

A solo unos metros de la inundación el Ayuntamiento de Zapopan avaló recientemente la edificación de al menos siete torres sobre terrenos donde los entonces planes parciales vigentes reconocían cuatro cauces que formaban parte del arroyo La Campana.

Además de haber sido desaparecidos por las construcciones, los arroyos fueron borrados en los nuevos planes parciales del distrito urbano 4, La Tuzanía.

Donde antes había planos con líneas azules bien delimitadas y clasificadas como áreas de protección a cauces y cuerpos de agua, los nuevos planes parciales muestran espacios en blanco con la clasificación Área Urbanizada (AU). El documento técnico las define como “áreas que se presume han sido debidamente urbanizadas”, sin establecer ninguna clase de restricción en materia ambiental o para mitigar los riesgos de inundación que se incrementan con la destrucción de ríos y arroyos.

Así, de un plumazo, el ayuntamiento legitima devastaciones ambientales que nunca debieron ocurrir.

Esto se repite en muchas zonas de Zapopan, no solo con arroyos y zonas naturales que en los hechos fueron destruidos y ahora desaparecen de los planos, sino especialmente con espacios que no han sido intervenidos y ahora están en riesgo por su reclasificación.

El Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil documentó en redes sociales muchos predios que estaban clasificados como espacios de conservación ecológica, cauces de agua e incluso eran parte de áreas naturales protegidas, que ahora aparecen como áreas urbanizadas.

En esa misma zona, dentro del distrito urbano 12 Nixticuil, los nuevos planes parciales también borraron o recortaron de un plumazo al menos 14 cauces de agua que colindan con el área natural protegida del bosque y que son ramales del río Blanco.

Entre los documentos de los propios planes parciales existe un mapa denominado Medio Físico y Natural, que sí reconoce esas áreas como espacios verdes, macizos arbolados, escurrimientos y microcuencas, cerca de las avenidas Guadalajara y Valle de los Imperios, que están en expansión por el fraccionamiento Capital Norte.

Esas zonas que debieron protegerse ahora tienen posibilidad de ser urbanizadas, con las consecuencias ambientales y sociales que más temprano que tarde se harán visibles con mayores temperaturas, inundaciones o abatimiento de mantos acuíferos, entre otros problemas que estamos a tiempo de frenar con una adecuada planeación de la ciudad.

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