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C5 con indicadores

El gobierno de Guadalajara presumió y abrió el martes las puertas del recién creado Centro de Coordinación, Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo, mejor conocido como C5, para que lo conocieran y vieran toda la capacidad instalada para el combate de los delitos.

Durante los discursos de inauguración y buenos deseos, una y otra vez se mencionó que sería el mejor de todo el país y el más equipado en el estado, no sólo en tecnología, sino también en personal capacitado para atender cualquier emergencia.

Las nuevas instalaciones en la colonia Moderna impresionan en cuanto a su construcción, su diseño y el equipo tecnológico que tienen porque reflejan profesionalismo y comprueban la intención de las autoridades tapatías de apostar a que este centro sea el instrumento para resolver y manejar los delitos que se presentan en la ciudad.

Ahí, en la inauguración, estuvieron autoridades de todos los niveles de gobierno, incluso la cónsul de Estados Unidos para presenciar cómo opera este sistema para prevenir y atacar delitos, y aprovechar la oportunidad de conocerlo por dentro.

Lo que nunca se pudo precisar y que es muy importante aclarar desde este arranque de actividades son los indicadores de medición que se utilizarán para analizar los datos y las metas que se deben poner para el combate de los delitos.

Ponerse metas para la disminución de delito es un arma de doble filo, que no es evadible porque debe hacerse para poder medir, si no, sólo quedará en buenas intenciones o simulaciones porque no habrá una forma de comparar lo que debe de ser con lo que realmente sucede.

Los números son fríos y necesarios para analizar la realidad, sobre todo cuando se habla de incidencia y combate, y se esperan resultados.

En este arranque de año y cuando se comienza un proyecto nuevo, las metas en números son imperdibles para conocer el rumbo hacia dónde se dirigen y si hubiera tropiezos en el camino poder corregir la metodología, la estrategia o las acciones para garantizar el resultado.

Aún no se ha dado a conocer alguna comparativa de lo que hubo en el pasado con el sistema anterior y cuáles son los nuevos compromisos con el sistema mejorado, sólo hubo palabras y discursos, pero no metas claras.

La insistencia no está de más porque si no existen las metas iniciales, al final del año no habrá material para compararlas y todo quedará en supuestos y en buenas intenciones que sólo servirán para el reconocimiento voluntario, pero no certero de que haya sido así.

Seguramente los tendrán, eso apostamos. Sin embargo, es obligación darlas a conocer, transparentarlas para saber si el camino que se sigue tiene sentido y rumbo.

Para garantizar el éxito de este equipo y maravillarnos con certeza de lo que fue capaz de hacer con esta inversión de 167 millones de pesos deben ser claros en dar a conocer lo que se busca combatir por delito.

En este momento cualquier estadística sería un éxito porque no tendría otra forma para compararla, por eso es importante que desde este arranque del año definan claramente los alcances, aunque sean conservadores los datos, pero siempre realistas.

Esta garantía es necesaria, sobre todo con el anuncio de incorporar en tres meses 300 cámaras para el combate del delito de desaparición forzada, porque para no dar sólo cuentas alegres deben tener cálculos y estimaciones.

Sabemos que no es una tarea fácil hablar de cifras a la baja en cuanto a delitos, pero todo es medible y en todo pueden ponerse metas para poder analizarlas después, si no, quedarán sólo en lo que la realidad ofrece si los resultados fueron los esperados y que fue lo que ayudó o lo que falló. ¿Cuál parte del sistema no funcionó o le faltó impulsar?

El tema seguramente está medido, el inconveniente es que no es público ni transparente.

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jl/I