INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Quinto Patio

La palabra chapulín tiene variantes. Una, la del conocido insecto; otra, en el argot político popular, se refiere a quienes saltan, cual chapulines, de un partido político a otro; o bien, de un puesto a otro en un nivel de gobierno. Y es que la clase política mexicana tiene la patente del verbo chapulinear. Un ejemplo, como cada trienio, sucede en el Congreso del Estado: de los 38 diputados, la mayoría, 29, pretenden aparecer de nuevo en la boleta de las elecciones del próximo año. Opciones que tienen: reelegirse, luego de que la ley lo posibilita, o bien contender por una alcaldía, de preferencia, ¡oh, amor al terruño!, donde nacieron o residen.

Los restantes nueve legisladores dejarán la curul, pero luego de que aspiraban a una candidatura y se les vino abajo, o porque tienen encendidas veladoras para que su partido político gane los comicios de 2024 y puedan obtener un espacio en el gabinete. Mientras son peras o manzanas, se aseguran de no dejar la curul que tan generosamente les proporciona una vida económica holgada. Hasta una regiduría, del pueblo que sea, posibilita seguir en la ubre de la administración pública y, en una de esas, chapulinear más adelante.

***

Al que no se le hizo ser coordinador en Jalisco de los comités de defensa de la 4T, paso previo a la candidatura a la gubernatura, es al regidor tapatío Carlos Lomelí. Si bien hizo punta en el proceso interno de Morena, el criterio de la paridad de género lo hizo a un lado. Primero, refunfuñó y externó su molestia por la decisión, pero pasado el mal trago decidió alinearse y reconocer que la ganadora es la diputada federal Claudia Delgadillo. Que la vaya a respaldar o a echarle la mano, está por verse.

Lo que sí es que Lomelí iba a ser un candidato con muchos peros. Ya lo derrotaron una vez en sus aspiraciones a la gubernatura, por lo que no tiene cartas de presentación de triunfador; y sus fuertes intereses empresariales y su turbia relación con el abasto de medicinas al sector público lo hacían vapuleable con jitomatazos. Y desde la dirección nacional de Morena les dieron cran a sus aspiraciones. Su premio de consolación será una senaduría.

***

Claudia Delgadillo fue funcionaria municipal en Guadalajara cuando el alcalde era Aristóteles Sandoval Díaz. Ahí construyó una red social en el municipio, gracias a su cargo y empeño. Y si bien tuvo cercanía con quien luego fuera gobernador, se dice que como no la respaldó para tener la candidatura a la presidencia municipal, acabó saliéndose del PRI.

Ya casi candidata a la gubernatura, Delgadillo ha recibido manifestaciones de apoyo incluso de priistas, como el ex candidato a la gubernatura Miguel Castro Reynoso y dirigentes de la alianza opositora. Ahora que, anotemos, el proceso electoral apenas empieza, falta conocer sus piensos sobre temas álgidos de Jalisco y hasta dónde puede unificar a un partido con divisiones, divos y divas, y una militancia de dispares orígenes e intereses.

***

El que sigue con su gira por Jalisco y que ha prometido no descansará ni un día en su precampaña es el hasta ahora precandidato a la gubernatura por Movimiento Ciudadano, Pablo Lemus Navarro. Conocer más la entidad y sus problemáticas, amarrar acuerdos en cada uno de los municipios, darse a conocer fuera la Zona Metropolitana de Guadalajara y armar su propio proyecto político, lo que de seguro será mirado con ojos vigilantes por el gobernador Enrique Alfaro, son parte de sus retos en puerta. No deja de ser el candidato a vencer por la oposición y las miradas se centran en lo que hace, dice y representa.

Las campañas electorales en Jalisco, eso sí, se pondrán, en términos gastronómico-políticos, harto sabrosas.

[email protected]

jl/I