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¿Cómo desechar las baterías usadas?

SELECCIÓN Las pilas usadas deber ir a contenedores para su tratamiento. La Semadet realiza campañas para la recolección de residuos electrónicos (Foto: Especial)

La gestión de pilas y baterías usadas resulta un problema ambiental complicado. 

En Estados Unidos, se emplean tres mil millones de baterías cada año, cifra que va en aumento. Por ello, es primordial preguntarse ¿cómo podemos deshacernos adecuadamente de estos residuos sin poner en riesgo nuestra salud ni generar impactos en el medio ambiente?

Nadia Gamboa, docente de la Sección Química del Departamento de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Perú explicó que “las baterías son transportadores de energía que a través de una reacción química de oxidación-reducción, tienen la capacidad de producir electricidad por un tiempo determinado”.

Así, las pilas primarias entregan electricidad hasta que se agotan las sustancias químicas que las componen. ¿Y luego qué ocurre con ellas?, comenzará un lento y largo proceso de descomposición en el que se generarán gases en su interior, se hinchará su recipiente y emanarán líquidos altamente contaminantes. 

De encontrarse en un vertedero, las pilas quedarán atrapadas entre la basura, se mezclarán con otras sustancias químicas y con el tiempo, incrementarán su peligrosidad. Una pila puede contaminar 167 mil litros de agua.

“Estos elementos son tóxicos, cancerígenos, generan una serie de enfermedades y en una alta concentración pueden matar a los seres humanos. Distribuidos de manera descuidada, estos metales de transición pueden terminar en el río y ser absorbidos por animales y plantas, incorporándose a la cadena trófica. 

Por ahora, la única forma segura de eliminarlos es confinándolos en basureros especiales donde garantizan su total aislamiento gracias a un sistema de impermeabilización que cumple con los requerimientos de normativas vigente.

No obstante, si bien hay algunas iniciativas del sector privado (puntos de acopio en grifos y supermercados), Gamboa resaltó que aún falta reglamentar el desecho adecuado de las baterías de equipos celulares y otros residuos electrónicos: en las baterías de los smartphones hay oro y metales nobles que se vuelve en basura valiosa que deberíamos tratar de acopiar y reciclar, como sucede en países de primer mundo.

Es hora de pensar colectivamente y de pedirles a los municipios y gobiernos de América Latina que miren estos procesos y que desarrollen la metodología para organizar algo similar.

En México las baterías están catalogadas por ley como residuos peligrosos por ello no se pueden ir a la basura ni a un relleno sanitario. En nuestro país las empresas y los usuarios que quieren desechar sus pilas tienen que pagar a las compañías recicladoras por sus servicios y no reciben compensación, como sí ocurre con el manejo de otros desechos como papel o aluminio que incluso son grandes negocios.

Además, mientras que en otros países, de la Unión Europea o Canadá hay subsidios para la reconversión, en el país el costo depende de quién decide hacerlo. Mientras que en Guadalajara,  la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial realiza campañas para el reciclaje de residuos electrónicos para evitar enfermedades mortales y contaminación.

EH/I