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Quinto Patio

Desde la semana pasada el Poder Legislativo se lavó las manos para no iniciar el estudio en comisiones del juicio de procedencia contra el magistrado del Supremo Tribunal de Justicia José de Jesús Covarrubias, al señalar que no tenía caso suspender el periodo vacacional cuando el Poder Judicial estaba también descansando y no le podrían notificar al implicado. Sin embargo, el Poder Judicial regresa a laborar el 3 de enero, y el Congreso local lo hará una semana después.

Esto comprueba cómo el tema no les resulta prioritario y que sólo son pretextos y simulaciones para alargarlo lo más que se pueda. El titular de la Junta de Coordinación Política, José María Martínez, y la presidente de la Mesa Directiva, Priscilla Franco, son los principales responsables de darle largas y no querer suspender el periodo inhábil y de vacaciones. Incluso cuando los diputados y los empleados tienen apenas mes y medio en el cargo y se fueron de vacaciones, pese a que la ley lo prohíbe; y si los jefes lo hacen, ¿quién los vigila y les exige rendición de cuentas?

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De lejitos, unos policías de Guadalajara veían a la multitud que se congregó afuera del Tribunal de “Justicia” Administrativa (TJA) para colocar unos sellos de clausura grandotes, como los de los ayuntamientos. Sólo que esta clausura simbólica al órgano judicial fue “por corrupción y por atentar contra el medio ambiente”, denunciaban las calcomanías en letras chonchas. Y ni siquiera salió alguien del tribunal para decir, como en las posadas, que aquí no, que siguieran adelante.

Ya decía Javier Armenta, líder de la FEU, que el magistrado Laurentino López Villaseñor, artífice del certificado de habitabilidad de la Villa Panamericana, a lo mejor ya hasta estaba de vacaciones y ni se enteró de la protesta. Pero no hay fijón, dijo el líder estudiantil, que prometió ir a pisarle la cola, más larga que una de cocodrilo, para que la gente se entere de sus fechorías y con pruebas.

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El gobernador Enrique Alfaro ya regresó de vacaciones y estuvo, primero, en la Mesa de Salud para decir que ómicron aún no llega a Jalisco y, por lo tanto, no hay necesidad de más medidas. Tons, deducimos, hay que esperarnos a que llegue y empiece a desparramar su contagiadero, como en otros lados, y entonces vemos qué se hace. Después, por la noche, fue a la megaposada Ilusionante en el Parque Solidaridad a entregar juguetes, y quesque nomás le hizo falta la barba.

Ahí habló con representantes de medios informativos sobre la Villa Panamericana y aseguró que ya no hay nada que hacer, algo así como pos ya ni modo. Pero no hay problema, hizo oooootra promesa: no se permitirán más construcciones en El Bajío. Una promesa que, lo más seguro es que sea tan efectiva como la refundación, el respeto al trabajo de los medios y demás cosas prometidas.

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Quien viene fresco de sus vacaciones es el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, que llega el día que se va a disfrazar ahora de Santa Claus para repartir juguetes. Ayer lo hizo el gobernador y hoy Lemus, luego de que ambos no desaprovechan reflectores y espacios para lucirse y resaltar. El edil tendrá también que vestirse de bombero para apagar los fuegos con los ediles de Morena; primero por el presupuesto, al no lograrlos convencer de votar a favor; luego, por el retiro de mantas de sus oficinas y, ahora, por la licitación de las patrullas.

Falta observar si se liman asperezas o crecen las diferencias. Lemus apenas está empezando y lo hace de manera distinta a la de su antecesor, Ismael del Toro, quien no enfrentó este tipo de problemas al negociar y “controlar” a la oposición que, digámoslo, no era tal. Era otra cosa, pero oposición, niguas.

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jl/I