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La amenaza de wax en las escuelas

En esta misma columna hace algunos meses advertimos a padres de familia y maestros sobre los daños que los vaporizadores, cigarros electrónicos, pipas de agua o vapeadores podían causar a la salud bajo el pretexto de ser cigarros sin tabaco que no dañaban el medio ambiente, no causaban adicción ni daños a la salud y que, sin embargo, debido a los productos químicos y toxinas nocivas también eran causa de cáncer y lesiones pulmonares.

En realidad, los vapeadores contienen THC, químicos de diversos sabores, aceites de cannabinoides (CBD). Desde 2006 dichos vapeadores empezaron a tener popularidad y hoy los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (Centers for Disease Control, CDC) han demostrado científicamente que son los causantes de daños irreversibles.

La FDA también hizo la recomendación de no usarlos para dejar de fumar e incluso recomienda parches, chicles, pastillas y aerosoles que disminuyen la adicción a la nicotina. Hoy las escuelas y familias enfrentan en México un nuevo peligro letal, pues los jóvenes utilizan un dispositivo parecido al vapeador llamado “plumas de wax”.

El wax es una cera que es cinco veces más dañina que la marihuana; sus efectos duran horas o incluso el daño en su consumo es irreversible. Su extracto viene de la hoja de marihuana y en laboratorios se mezcla con otras sustancias lo que la hace extremadamente adictiva y dañina. La cera se puede consumir a cucharadas como si fuera jalea o se derrite en diferentes formas, sobre cigarros, en pipas, focos y ahora en aparentes vapeadores llamados plumas, de ahí que también se le llame budder, honey oil y shatter. Las plumas de wax se pueden trasladar entre las lapiceras, los cosméticos o la propia ropa y consumirse incluso en sociedad, entre la familia, como si fueran vapeadores comunes. Incluso hay jóvenes que, dicen, les sirven como tranquilizantes o para concentrarse por contener cannabidiol, la sustancia química de la planta Cannabis sativa que está aprobada como medicamento para las convulsiones y hoy es vendida en diferentes formas, como pastillas, aceites, gomas.

Las pipas de wax tienen alta mimetización, por lo tanto, por su fácil consumo y engaño para iniciarse sin saber que el porcentaje de tetrahidrocannabinol (THC) es hasta de 90 por ciento y forma el principal constituyente psicoactivo del cannabis. Esta droga silenciosa puede ya estar en muchas escuelas y familias sin que lo sepan, destruyendo a nuestros jóvenes estudiantes y a nuestros hijos por su severa adicción y daños irreversibles en pulmones, causando cáncer, daños a los sistemas inmunológico y nervioso central al dañar el centro de memoria, causando alucinaciones, demencia, pérdida de conciencia y alzhéimer.

Las plumas de wax se adquieren en cualquier sitio que frecuentan jóvenes e incluso por internet. Hoy escuelas y familias enfrentan una nueva lucha contra las adicciones.

jl/I