INICIO > ZMG
A-  | A  | A+

Fray Antonio Alcalde, el santo laico ignorado

LOS HALLARON. En el Santuario ayer se presentó un documental sobre el hallazgo de los restos del fraile. Foto: Jorge Alberto Mendoza

La figura de fray Antonio Alcalde podría ser la más indiscutida e indiscutible, en cuanto a méritos y trascendencia, de la historia de Guadalajara, subrayó el historiador Juan José Doñán. Bajo esa premisa, no encuentra extraño que los actores políticos busquen legitimarse en torno al personaje: lo han hecho los líderes del siglo 19, lo hicieron los revolucionarios y los priistas del siglo 20, y lo hacen hoy representantes del alfarismo gobernante.

Lo verdaderamente extraño, añadió, es que para la Iglesia católica no hubiera sido hasta ahora una imagen relevante a promover.

“Ahora lo están llevan a una causa de canonización y se podrá decir que ante los hechos sería una causa de lo más asequible, pero han pasado 231 años”, comentó. No hay registradas tentativas previas y, en cambio, las grandes loas y reconocimientos se dan en todas las generaciones de gobernantes, independientemente de los partidos y de la posición institucional ante la iglesia.

Por los 231 años de la muerte del fraile y el descubrimiento de sus restos en el Santuario de Guadalupe, ayer fue presentado en el templo el documental Hallazgos del ataúd con los restos mortales de fray Antonio Alcalde, dirigido por Héctor Robledo Guerrero y el cual contó con una presentación del sacerdote Tomás de Híjar, entusiasta promotor del prelado en instancias eclesiásticas y civiles. 

En entrevista, Doñán destacó que prácticamente todas las figuras de la historia de Guadalajara se empequeñecen frente a Alcalde. No se trata solamente de un obispo de vida austera que se ocupó de los menesterosos, que fundó un hospital de impresionantes dimensiones para abarcar todos los remotos pueblos de su inmensa diócesis, que planteó el desarrollo urbano al norte del actual Centro, y que creó no solo viviendas populares, sino una política de financiación para dar cobijo, alimento y salud a esa grey miserable.

También “fue un visionario, y las instituciones que fundó siguen vigentes en la Guadalajara actual”. El Hospital Civil y la Universidad de Guadalajara (UdeG) son lo más prominente, pero en general fue un gestor lleno de relaciones que permitió que la naciente metrópolis afrontara crisis severas como hambrunas y pestes.

El cronista resaltó la relación personal del prelado con el rey Carlos III de Borbón, quien lo conoció prácticamente en su ermita durante una expedición de caza del monarca. El gobernante, por el patronato que regía en el imperio español, fue quien aprobó el nombramiento de Alcalde como obispo de Yucatán y posteriormente su traslado a Guadalajara, una diócesis más importante.

“Seguramente esas relaciones le ayudaron para gestionar con éxito tantas iniciativas y como no tenía familia, usó sus recursos personales para apoyar sus causas; por ejemplo, los 6 mil pesos que faltaban en la gestación de la Universidad”. También, para prevenir hambrunas, compró granos de la hacienda El Cabezón, de los Cañedo, en Ameca, y los almacenó.

Se trata de un obispo claramente ilustrado, “de esos que no se limitan a ofrecer oraciones para que el creador ayude a su grey en alguna adversidad”. Su herencia institucional allí sigue.

GR