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Los hijos de los desaparecidos también sufren la ausencia

(Foto: Cuartoscuro)

El profesor de psicología de la Universidad Autónoma de Guadalajara, José Manuel Rodríguez Ochoa explica, en el contexto de esta crisis de seguridad que ha producido más de 15 mil personas desaparecidas en Jalisco, que también han quedado muchas víctimas de orfandad que sufren por la pérdida de su familiar y que necesitan acompañamiento psicológico de personal capacitado.

“Hay una pregunta que siempre suele suceder y que solemos ignorar: ¿Qué pasa en el interior de las personas que tienen familiares desaparecidos? Primero hay un imbatible signo de interrogación que como un fantasma diario pisa todo lo que hay alrededor de cada uno de ellos. Hay altibajos normales de sufrimiento con desesperación en algunos momentos y, en otros, buscan con optimismo reanimar esa cansada esperanza. Es importante que comprendamos que el dolor que viven cada día se va agudizando y los duelos que necesitan acercarse, no se viven. En psicología a este fenómeno le llamamos un duelo suspendido, es decir, que no hay un tiempo donde se inicia y, lamentablemente, va a tener un inicio como tal una vez que se tenga noticia exacta del paradero de cada uno de sus familiares. Independientemente de esto, este dolor se va agudizando con el paso de los años y al no saber información se lastima cada día más a cada uno de los hijos, papás o conocidos”, explica el especialista.

"La persona llega a experimentar alivio al asumir el duelo y que es mejor volver a la vida, pero siempre esperando, buscando, moviendo fichas, levantando carteles, fotografías, registrando la desaparición en cada momento que cruce. En ese sentido, la parte psíquica de cada uno de nosotros se resiste a aceptar que necesita ayuda emocional, el familiar está tan ocupado en buscar soluciones prácticas a la desaparición que no logra centrarse en todo el daño interno que esa misma desaparición le está causando", añade.

En ese sentido, el psicólogo comenta que "la terapia de apoyo a los familiares de desaparecidos debe ser un lugar en el que aparte de sentirse dirigido por personal especializado que le ayude a sentir no sólo que se le brinde el apoyo y guía, sino también una preparación o entrenamiento emocional para poder encarar una nueva situación, debe entender a manejar nuevas herramientas de vida, aunque al comienzo se resista y no pueda creer lo que está sucediendo, en ese sentido se le debe acompañar y guiar en el proceso de aceptación de la nueva situación, la persona debe de asimilar sin caer en la desesperación que aunque no se sepa nada del ser querido desaparecido, y mientras la realidad sea así, debe de aceptarla con el fin de inmovilizar otros aspectos de su vida en general que no deben de descuidarse".

"Además, la persona deberá aprender a volver a su vida, con la desaparición incluida como un elemento nuevo de dicha realidad y que en muchas circunstancias no va a poderse cambiar hasta que tengamos información exacta, si la persona es localizada con o sin vida, para ellos es una realidad nueva, que requiere una mentalidad nueva. Se motiva a la persona a ir asimilando una postura diferente ante su propia vida y como ya sabemos, muchas personas están acostumbradas a no romper esquemas básicos en los que se apoyan para vivir como rutinas, normas, horarios, costumbres, entornos, relaciones, ya que todos esos aspectos están en un estilo al que su psiquismo debe adaptar y se resiste también a cambiar".

Entre las recomendaciones, señala que "una muy buena estrategia de la terapia psicológica es hacer que la desaparición, sea una razón de lucha, en lugar de vivirla un arma de aniquilación personal, el objetivo terapéutico es un espacio de ayudar a volver a la vida y no quedar atrapado en las interrogantes sin saber cómo volver a vivir, es enseñar las armas adecuadas para defenderse ante el dolor, la incertidumbre y el miedo".

Porque "Todas las reacciones emocionales que vive, que experimenta y que expresa, es algo normal ante un hecho extraordinario y que se escapa a las posibilidades de todas las personas tenemos para poder hacer afrontamientos".

En el caso de los niños y adolescentes, "es algo más complejo, los niños siempre observan, podemos en algún momento o en algún inicio, decir una verdad a medias, como coloquialmente decimos, pero esto no es tan sano, porque en algún momento se van a dar cuenta, porque ven el dolor de los papás, además hay noticias, hay comentarios, pueden enterarse por otros medios".

"El dolor pega diferente dependiendo de quién haya desaparecido, no es lo mismo un padre que un hermano, el dolor se vive diferente. Lo mejor es que sean tratados por un especialista".

Falta personal capacitado, "porque esta problemática ha ido incrementando con los años y ha ido afectando de una manera más grave a la población en general, a todos nos lastima y nos preocupa, porque somos una misma sociedad, aunque a algunos puede afectarles más porque están viviendo esa realidad de una forma más cercana y para eso se requiere de una sensibilidad de dejar expresar al ciudadano y al paciente, que puede gritar, que puede llorar"

A veces se tiene la idea de que se puede brindar un espacio físico como una solución, "pero no serviría si no va acompañado de otros elementos, de una educación, porque puede llegar a ocasionar un daño mucho más severo, puede ocupar ayuda psiquiátrica o ayuda médica en general", concluye el especialista.

GR