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Proyecto integral de vida

Indudablemente hoy, cuando el poder adquisitivo del salario ha decrecido y, paradójicamente, como nunca en la historia de la humanidad, se ha incrementado el número de productos y servicios que podemos comprar o consumir (automóviles, computadoras, televisiones, equipos electrónicos, celulares, comidas, etc.), es que para muchas personas el dinero se ha convertido en su Dios.

Por ello su vida está centrada en el trabajo y así generar más ingresos económicos. No se descalifica la importancia del dinero, ya que es indispensable para satisfacer legítimamente las necesidades de vivienda, comida, vestido, servicios telefónicos, de agua, luz, gas y de Internet, transporte, educación y no se diga si se tiene la desgracia de enfermarse, que implica pago de servicios médicos, medicamentos y otros insumos, sin contar servicios de entretenimiento, vacaciones, etc.

Lo que no siempre se tiene consciente es que, en esa dinámica cotidiana, pueden descuidarse aspectos fundamentales de nuestras vidas, iniciando por la salud: muchas personas no están durmiendo lo que necesitan de acuerdo a su edad, no se dan tiempo para alimentarse adecuadamente y para realizar ejercicio físico, mucho menos para aprender a gestionar adecuadamente el estrés o para fortalecerse psicológicamente.

A esas personas les recordamos que sin salud no hay nada, que pueden tener muchos proyectos o propósitos de vida, pero que si están enfermas o debilitadas física y/o psicológicamente difícilmente los lograrán o de plano no los lograrán.

Asimismo, para las personas metidas en esa lógica es más fácil que descuiden sus relaciones familiares, de pareja y amistosas; no se capaciten/actualicen para el trabajo ni se eduquen para la vida, y no se recreen ni disfruten la vida. Así, están menos dispuestas a participar como ciudadanas o ciudadanos en la atención a los grandes problemas sociales o a desarrollar acciones en beneficio de personas vulnerables que requieren de nuestra solidaridad.

Esta situación es la que llamamos las y los psicólogos falta de un proyecto integral de vida y no es hasta que hay pérdidas cuando las personas toman consciencia de lo que han descuidado y francamente entran en crisis y, entonces, acuden a solicitar los servicios psicoterapéuticos.

Ciertamente hay personas que, por ejemplo y por motivos de maltrato u otras razones, no quieren saber nada de sus familiares o de la pareja, lo que es totalmente válido o, francamente, no pueden participar socialmente.

Lo que les proponemos es que reflexionen y busquen cuidar a las personas o las situaciones significativas en sus vidas.

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JB