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Azar y deshonra

La vida es una tómbola, tom-tom, tómbola

Algueró & Guijarro

En días recientes, un evento sin precedentes se viralizó en redes sociales: el propietario de una televisora en Mexicali despidió en vivo y en directo a uno de sus conductores. El incidente causó de inmediato un gran revuelo, y muchas voces se alzaron indignadas por la prepotencia e insensibilidad del dueño, quien ridiculizó al conductor frente a los televidentes, muchos de los cuales creyeron que formaba parte del programa. Dado su notable histrionismo, es probable que pronto reciba propuestas para continuar su carrera.

También atestiguamos el despido masivo de 850 funcionarios del Poder Judicial (464 magistraturas y 386 juzgados federales) que serán sometidos a votación el 1 de junio de 2025 (el otro 50 por ciento será en 2027) como parte de la reforma del Poder Judicial. Además, se incluirán los nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los cinco magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), que sustituirá al Consejo de la Judicatura Federal (CJF), tres magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y 15 magistrados de las cinco salas regionales del TEPJF. En algún momento del proceso volverán a recurrir a la tómbola para decidir quiénes serán candidatos y quiénes no.

En vivo y en directo, con nombre, apellido y cargo, se decretó mediante tómbola la suerte de dichas personas que, independientemente de su capacidad, experiencia, antigüedad o preparación, deberán dejar su puesto el 1 de septiembre de 2025, cuando las personas elegidas asuman los cargos respectivos. Todos ellos deben retirarse porque, según palabras de AMLO, “el Poder Judicial está podrido, dominado por la corrupción”. Recordemos que Mario Delgado afirmó que la reforma es “un regalo para AMLO”, no una demanda del pueblo.

Aristóteles afirmó en el 330 a. C. que “el uso de la suerte para la designación de los magistrados es una institución democrática” (aunque este método no era utilizado para cargos militares y financieros); también se instauró en Venecia (1268), Florencia (1328) y Aragón (1350). Con el tiempo, es claro que se dejó de usar por arcaico y premoderno.

El fondo de la reforma judicial es el Estado de derecho. A propósito de los premios Nobel de Economía de este año (Acemoglu, Robinson y Johnson), en su obra Por qué fracasan los países (2013, Paidós), explican cómo el Estado de derecho se establece para que las élites políticas y económicas no puedan imponer su voluntad arbitrariamente con mecanismos efectivos para limitar el poder de las autoridades. En otras palabras, el Estado de derecho surge cuando las leyes son respetadas por todos, incluidas las élites gobernantes, y cuando “las instituciones inclusivas se basan en límites... al ejercicio del poder político y a una distribución pluralista del poder político en la sociedad, consagrada en el Estado de derecho”.

Estamos siendo testigos de la destrucción del entramado institucional del Poder Judicial, fundamental para mantener el delicado equilibrio de poderes y el Estado de derecho.

X: @Ismaelortizbarb

GR