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Entre el legado y la expectativa

El próximo martes tendremos cambio de titular Poder Ejecutivo, un hecho que solo ocurre cada seis años. Por primera vez en la historia de México, una mujer ocupará la silla presidencial. La ocasión es propicia (e inevitable) para hacer una breve evaluación del estilo personal de gobernar de quien se va y los retos que enfrentará quien llega; y destacar las diferencias y similitudes entre ambos.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es conocido por su liderazgo carismático y su constante presencia mediática, caracterizad por un discurso belicoso y polarizante. En apariencia, Sheinbaum podría tener un estilo menos confrontacional; sin embargo, una trayectoria ideológica, marcada por su cercanía a los movimientos de izquierda y por su crítica constante al neoliberalismo, contrasta con el origen de AMLO en el mismísimo PRI.

AMLO representa una generación activa desde los años ochenta, con un fuerte arraigo en el nacionalismo revolucionario (se ha dicho que, en muchos aspectos, su gobierno se asemeja al del presidente Echeverría). Aunque Sheinbaum tiene una formación científica, su crítica inflexible contra el neoliberalismo podría marcar su Presidencia.

En política económica, AMLO ha impulsado sus obras emblemáticas, enfatizando una austeridad republicana (casi franciscana) en el gasto público, dando prioridad a los programas sociales. Es probable que Sheinbaum mantenga las políticas clave de la 4T, como la redistribución de la riqueza, el combate a la corrupción y el fortalecimiento de programas sociales.

AMLO ha mantenido una relación tensa con los empresarios; aunque Sheinbaum podría adoptar un enfoque más conciliador, es posible que la polarización siga siendo una característica de su gobierno. La oposición intentará vincular cualquier acción de Sheinbaum directamente con AMLO, por lo que ella deberá equilibrar entre defender el legado de AMLO y generar una identidad propia.

Sheinbaum estará bajo presión para mantener –o incluso ampliar– los programas sociales establecidos por AMLO: cualquier desviación significativa de estas políticas podría generar críticas desde la base política de Morena o de AMLO mismo, por lo que Sheinbaum podría estar limitada en su margen de maniobra.

En política exterior, AMLO se ha alineado con estados de izquierda y con otros ha adoptado una postura confrontativa. La ausencia de España en la toma de posesión de Sheinbaum sugiere que, al menos al principio, esa política no será diferentes. Este incidente diplomático enciende las alarmas, todo por una petición desdeñada por un hecho ocurrido hace 500 años.

AMLO es una figura muy influyente en Morena y en la política mexicana en general: ha decidido incrustar a su hijo Andy en un cargo esencial para la estructura y el funcionamiento del partido. Esto garantiza que AMLO tendrá en Andy una correa de transmisión para verificar que “no se salga del huacal”, trazado por él mismo, para la 4T.

Los funcionarios “heredados” a la nueva administración, ¿le serán devotos a la nueva presidente o seguirán siendo leales a AMLO? Eventualmente, Sheinbaum podría prescindir de ellos, aunque probablemente lo haría hasta la segunda mitad de su administración. Eso será otra historia.

X: @Ismaelortizbarb

jl/I