Gentrificación, excusa para la 'limpieza' social

La gentrificación es un proceso engañoso: inicia con un discurso “ciudadanista”, de recuperación del espacio público, pero en realidad termina siendo una apropiación de la urbe para beneficio de intereses privados y de gobierno, consideró Horacio Espinosa Zepeda, investigador tapatío, quien actualmente realiza estancias posdoctorales en la Universidad de Barcelona.

Así, el nuevo proyecto de ciudad, sin ambulantes, tianguistas y clases populares en ciertas zonas busca “la utopía de la ciudad espectacular”, una urbe que se muestra como un skyline continuo.

“Es el clímax de la asepsia urbana: sin olores, humores, temperaturas, estridencias, miserias y clases sociales”, comentó.

NTR publicó que la revalorización de ciertas zonas urbanas, conocida como gentrificación o elitización, genera transformaciones sociales y culturales que, por lo general, benefician a empresarios y consumidores con mayor poder adquisitivo, en detrimento de las clases populares, las cuales son desplazadas hacia las periferias y sitios deprimidos de la ciudad.

Las consecuencias de este fenómeno son muy variadas, aunque muchas de ellas no son positivas. Entre éstas, destaca que los espacios urbanos se cierran para las élites o se vuelven exclusivos; existe discriminación y hostigamiento a las personas con menos recursos económicos en beneficio de los nuevos consumidores, y se especula con los bienes inmobiliarios, lo que implica ganancias tanto a empresarios como a gobiernos.

Además, este fenómeno global fomenta un nuevo tipo de consumo basado en los productos importados o falsamente llamados sustentables, la ciudad pierde su carácter abierto e integrador, para abrir más la brecha entre ricos y pobres; y finalmente, la urbe pasa a ser propiedad privada, que puede aprobar o vetar conductas que no le sean agradables.

El integrante del Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano de la Universidad de Barcelona, realizó un estudio titulado Neo-higienismo y gentrificación en el discurso de la movilidad urbana. Desalojo de tiangueros en Guadalajara, México, el cual analiza los procesos de gentrificación de la ciudad, con base en experiencias como la expulsión de comerciantes ambulantes realizada el año pasado

“No por nada, (el alcalde tapatío Enrique) Alfaro inicia sus funciones prometiendo hacer de la ciudad una marca, es decir, un bien que luego puede ser empaquetado y vendido, por partes o en trocitos. Justo como suelen hacer los gobiernos con otros bienes públicos, que después privatizan, para ganancia de unos pocos”, se lee en el documento.

“El pueblo se apropia de las calles y las transforma en medios de producción, tanto simbólica como material; el Estado, por el contrario, en contubernio con oscuros poderes económicos privatizan el espacio público, transforman las ciudades en marcas y privan a la mayoría del uso de sus calles, ya sea porque son exclusivas del tráfico rodado o porque sus barrios se encuentran gentrificados”.

Dos ejemplos

Este proceso ya se hace notar en la ciudad mediante dos proyectos: el primero es la construcción del nuevo Mercado Corona, un edificio más parecido a un centro comercial. Espacio antiguo de venta de herbolaria y antojitos tradicionales, se convirtió en una copia de una plaza comercial, con escaleras eléctricas y estacionamiento para decenas de autos.

“Se trata de un edificio con el clásico diseño de elefante blanco con líneas frías, de cinco plantas, y un gran estacionamiento subterráneo, a la manera de los malls que tanto afean las colonias de clase media de la ciudad”, afirma el antropólogo y psicólogo social en su estudio.

La transformación de Guadalajara en un “producto”, que le ha quitado empoderamiento a las clases populares, “ya temía yo en ese momento que se trataba sólo del comienzo de una larga avanzada en contra de la Guadalajara popular”.

El segundo proyecto es la promoción que se le ha dado a la Ciudad Creativa Digital, un espacio para empresas tecnológicas sin muchos avances desde su anuncio en 2012, que le ha quitado escenarios en el centro a las clases populares, de acuerdo con el académico

“Previamente, los gobiernos tanto del PRI como del PAN ya se habían encargado de desalojar a la fuerza, comprar o simplemente dejar en el abandono amplios terrenos y viviendas que rodean al céntrico parque Morelos, que es donde se piensa realizar tal proyecto. El nuevo gobierno activista no haría otra cosa más que impulsar de una manera más decidida tal proyecto de intervención sobre el Centro Histórico”, se lee en su ensayo.

Finalmente, la gentrificación ha traído consigo una limpieza del centro de agentes “indeseables” como los tianguistas y ambulantes. Espinosa afirma en su texto que es un proyecto de “neo-higienización”, aprobado por las clases medias, que permite después revender espacios públicos a intereses privados.

“En la Guadalajara actual se impone un proyecto para mantener a raya a los ciudadanos y educar en el marcaje de la distancia. En el centro de este proyecto higienista se encuentran los ascos que a las clases medias les provoca el tianguis. Uno de estos ascos es el provocado por el contacto con los nacos”, señala su texto.

Son centros comerciales los nuevos espacios públicos

Los espacios cerrados y los centros comerciales lujosos, como tendencia derivada de la gentrificación de Guadalajara, impiden que los ciudadanos se apoderen y participen de sus espacios urbanos, consideró Alessandra Cireddu, directora del programa de Arquitectura del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Guadalajara.

“Se le quita más el protagonismo del espacio público y la visión de una ciudad tradicional, con actividades como caminar y tener la proximidad de los espacios”,  analizó.

Este proceso global provoca que se utilice más el automóvil y se construyan más espacios cerrados, con viviendas para las clases acomodadas, ubicados en las periferias de la urbe. Estos espacios, para Cireddu, “no están generando ciudad, en el sentido de espacios públicos diversos”.

Los parques y las plazas dejan de ser espacios públicos, sustituidos por los centros comerciales de lujo, que se convierten, además de lugares de consumo para las élites, en un sustituto del espacio público, es decir, de convivencia con la familia y uso del tiempo libre.

Cireddu consideró que la inseguridad de las grandes ciudades ha obligado a la gente con dinero a “dejar los espacios públicos y encerrarse en espacios aparentemente seguros, como los fraccionamientos de lujo”. Inclusive, las clases pobres que son expulsadas de los centros urbanos, tienden a “imitar esta forma de habitar”.

Los espacios urbanos cerrados y exclusivos, derivados de la gentrificación, conllevan un riesgo social, de acuerdo con la arquitecta.

“Un niño que crece en espacios cerrados nunca pasea en espacios normales de ciudad abierta caracterizados por los encuentros y la diversidad. Crecer en un ambiente cerrado, a largo plazo genera ciudadanos que no son capaces de entender la ciudad y conlleva la negación del espacio público”, finalizó.

“En el centro de este proyecto higienista se encuentran los ascos que a las clases medias les provoca el tianguis. Uno de estos ascos es el provocado por el contacto con los nacos”
Horacio Espinosa Zepeda, integrante del Observatorio de Antropología del Conflicto Urbano de la Universidad de Barcelona

“Crecer en un ambiente cerrado, a largo plazo, genera ciudadanos que no son capaces de entender la ciudad y conlleva la negación del espacio público”
Alessandra Cireddu, directora del programa de Arquitectura del ITESM

EH/I