Miles disfrutan del Agua Azul

Mateo corre por el pasillo central del Parque Agua Azul. Es libre. Toda la semana, sus papás lo amenazaron: “si no te portas bien ni haces tú tarea, no vamos al parque”.

“Vivimos en Loma Dorada, en los departamentos, y pues allá no tiene mucho donde correr, así que le gusta venir aquí”, dijo Andrea Gómez Andrade, mamá del pequeño de seis años.

No sabe si ir a los juegos, entrar a ver a las mariposas o simplemente ponerse a jugar con la pelota en los jardines del parque.

“¡Papá, papá, vamos a echar unos tiros!”, decidió, por lo que la familia se instaló bajo la sombra de un árbol donde armó su día de campo.

Al igual que ellos, cientos de familias recorren esta área verde. Pese a que está rodeada de avenidas principales y ruidosas como González Gallo, Calzada Independencia o 5 de Febrero; al entrar, se olvida todo.

El trinar de los pájaros calla el crujir de los motores, la sombra de los árboles de más de 30 metros de altura mitiga el calor y reduce el estrés.

“Es como estar en otro lado, escaparte  y estar fresco y tranquilo”, señaló Jessica Padilla Rincón.

Al mes, informó el director del Parque Agua Azul, Eduardo Salcedo Campos, ingresan en promedio 16 mil personas, quienes pagan los 7 pesos que cuesta el boleto de ingreso.

“Teníamos un promedio de 4 mil 500 personas al mes con boleto pagado y siempre entran un tanto igual que no pagan porque son niños, personas con discapacidad o de la tercera edad, hoy por hoy, hemos triplicado el ingreso, es algo exitoso”, dijo.

El funcionario municipal estimó que algo que atrajo a la población, fue el rescate de las áreas verdes a través de la aplicación de composta de primera calidad, la cual se produce en el parque.

En promedio, dijo, se hacen 1.5 toneladas de composta a la semana, la cual se distribuye en los jardines del parque.

También, se ha permitido a artistas, exponer sus pinturas o fotografías, atrayendo a más personas al espacio verde.

Con el crecimiento de la ciudad, este pulmón fue dividido, por lo que se construyó un puente que une ambas partes del parque, y que  fue reabierto hace un año.

Sin embargo, la zona oriente es la menos visitada. Luce descuidada, los juegos están cercados y muchos de los espacios no son accesibles para todos; incluso, ya no opera el tren panorámico que recorría toda esa zona.

La puerta que comunica ambas secciones del parque no se abre todos los días, sólo los fines de semana y en periodos vacacionales.

En el paso, hace falta vigilancia, aunque hay una caseta, ésta se encuentra vacía y llena de grafiti, además de que en el puente hay lámparas.

Salcedo Campos estimó que 10 por ciento de las personas que van al parque, visitan la zona oriente, pues las atracciones están en la parte poniente, ingresando por la Calzada.

“Ese lado es sumamente solitario, no hay el bullicio que hay de este lado del parque, los domingos, por la tarde, llegamos a tener hasta 2 mil 500 personas”, dijo.

Ahí está el aviario, que tiene cisnes, guacamayas y otras especies de aves; también el mariposario y el orquidiario. Hay un tren, juegos infantiles, un foro, sanitarios y zonas donde las familias pueden pasar el día entero.

El parque

• El Agua Azul tiene una extensión de 168 mil 500 metros cuadrados.
• Son dos secciones divididas por la avenida González Gallo y unidas por un puente peatonal interior.
• El plan para su construcción inició en la Junta de Cabildo del 26 de septiembre de 1875, pero se concretó hasta 10 años después cuando se compraron los terrenos a Antonio Álvarez del Castillo.  
• Los primeros trabajos para su construcción fueron llevados a cabo por el gobernador Luis Curiel.
• Su nombre se debe a que en el lugar había una laguna de agua azul y transparente de la cual surgía el río San Juan de Dios.

La frase:

“Es como estar en otro lado, escaparte  y estar fresco y tranquilo”
Jessica Padilla Rincón, visitante del parque

DN/I