La escasez de gasolina en la Zona Metropolitana de Guadalajara se ha vuelto un ejemplo que muestra claramente cómo todo está ligado con todo, como dicen los sistémicos (palabrita dominguera de sábado). Alguien, de manera simple, podría reducir el problema a una situación de abasto y desabasto, de oferta y demanda, de que Pemex no surte lo suficiente y que es mucho lo que se consume, pero no es así. Va más allá.

Que grupos delictivos ordeñen ductos por todos lados y vendan con impunidad el combustible, con lo que se allegan recursos y extienden su red de complicidades, es un problema ya no de seguridad pública sino de seguridad nacional; que obligue a Pemex a importar combustible, es una faceta económica y de soberanía nacional; que las autoridades no puedan disminuir, ya no digamos controlar a los miles de involucrados, habla de un rasgo de la raspada gobernanza; que la escasez daña a las industrias y negocios que lo utilizan, repercute en las economías locales y nacional, generación de empleos, etcétera, y así podemos analizar desde distintas ópticas la falta del hidrocarburo.

Y de que eso jeringa la existencia a miles de conductores jaliscienses, lo comprobamos desde hace semanas.

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¿Qué diría nuestro general Ramón Corona de que su apellido ande metido en tantos bretes de la construcción del mercado ubicado en Santa Mónica y la calle Independencia? Porque ahora resulta que, sorprise, los mantos freáticos descubiertos impidieron que se construya en primer lugar el estacionamiento y que desde mayo ingresaran recursos con su uso.

El mercado es emblemático para los tapatíos: es uno de los primeros cuatro construidos en Guadalajara, allá en la época virreinal (dicen que Chabelo puede dar fe). La cosa es que por generaciones, el mercado ha resistido políticos e incendios. Y ahora, en su versión sigloveintiunera, se asegura que estará listo en septiembre para que corte el listón el alcalde Ramiro Hernández. Ni modo de dejar que lo inaugure Enrique Alfaro.

Bien dice el sabio adagio: la inauguración es de quien la acelere.

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Dicen que anda calladito el encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo e Integración Social, Daviel Trujillo Cuevas. Como ocupa el puesto desde hace meses, luego de que el ex titular, Salvador Rizo, se lanzó de candidato (fallido) a la alcaldía zapopana, el ex líder de la sección 47 del SNTE lanza suspiros y la mirada a Palacio de Gobierno para checar si sale humo blanco en las designaciones del gabinete estatal. Pero dicen que nomás no sale humo blanco porque ahí usan leña verde y mojada, no tienen cerillos y, menos, gasolina (ya ven, con eso del desabasto).

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Para festejar los diez años del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), esta vecindad presentará el 14 de julio próximo, en el evento que organiza Cynthia Patricia Cantero Pacheco, la ponencia: “Historia de la transparencia en Jalisco: de cómo el gobernador Paco era tan opaco que no mostraba el cheque de su quincena hasta cómo Aris viaja con frecuencia sin mucha transparencia”.

Si alguien quiere copia de la ponencia, desde ahorita puede pedir ficha. 

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Las señoras de la vela gorda del Quinto Patio propusieron que ante tanta inseguridad y violencia en Jalisco busquemos el cobijo de la Virgen de la Defensa. Lo aprobamos. Hoy nos vamos a Tapalpa. ¿Ok?

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