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Volver a clases

En Europa las escuelas se mantienen abiertas y han apostado a la educación presencial con medidas de seguridad como es el uso de nasobuco, término correcto para identificar el accesorio que cubre la nariz y la boca a la vez. Otras son abrir ventanas y puertas, usar gel antibacterial, tapetes, distanciamiento y medir temperatura. Allá, los expertos en salud sostienen que los niños tienen un bajo riesgo de contagio y que las escuelas no son foco de propagación, mientras que los pedagogos advertimos que la consecuencia del aislamiento en los menores trae rezago académico, retraso en la madurez psíquica y daños en el desarrollo emocional. 

El Education Policy Institute, en Londres, determina que se tiene una asistencia permanente de 87 por ciento del alumnado en Europa; el monitoreo de la Sociedad Española de Salud Pública indica que los niños presentan pocos o nulos síntomas, porcentajes virales bajos y pocas posibilidades de contagio, por lo que los centros educativos se mantienen abiertos de manera semipresencial. 

Angela Merkel, en Alemania, afirma que es prioritario mantener las escuelas abiertas. En Italia y Austria se ha determinado que después de la educación básica, cuando aumenta el riesgo de contagio, los alumnos deben tomar clases virtuales. En Francia se mantuvieron escuelas abiertas y después de algunas protestas de docentes se tomó la determinación de permitir que organicen sus clases virtuales o híbridas para alumnos mayores de 15 años, dando responsabilidad y autonomía según los factores de riesgo de cada zona y las condiciones físicas de las escuelas. 

Europa sabe que la asistencia a las escuelas en menores de 15 años es vital en la economía ante una recesión global. La OMS determina que el riesgo para menores de 15 años es extremadamente bajo. 

Aquí, la recomendación a las autoridades educativas para que se vuelva a clases presenciales en enero 2021 en secundaria, primaria y preescolar –con semipresencial y virtual a media superior y superior–: que se dé responsabilidad y libertad de decisión a las escuelas de acuerdo a su situación geográfica, social, económica y las medidas que puedan implementar; que los maestros también reciban la vacuna en primera instancia. Si no hay una vuelta a clases habrá serios daños en la economía, deterioro emocional y psicológico, y una enorme desigualdad académica. 

Europa es ejemplo de una decisión difícil que no se quisiera tomar, pero es lo que toca ante esta pandemia que continuará a pesar de las vacunas que pronto se aplicarán, siendo los niños los últimos en vacunarse, por el bajo riesgo que el gobierno sabe. 

jl/I