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Tatiana Huezo vuelve al documental

AVANZA. Su primera película de ficción, Noche de fuego, la hizo ganadora en este festival hace 2 años, ahora vuelve con El Eco. (Foto: EFE)

Tras lograr en 2021 el premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián con su primera película de ficción, Noche de fuego, la mexicana Tatiana Huezo regresa a este certamen y al documental con El Eco porque “necesitaba volver a mirar a los ojos a la gente”.

De su experiencia con la ficción, Huezo se quedó con un lenguaje cinematográfico que le da una nueva perspectiva a su estilo documental.

“Vengo muy fortalecida de la ficción. Con unas enormes ganas y curiosidad de experimentar más con el lenguaje cinematográfico”, reconoce a Efe la realizadora, que se llevó el premio a Mejor Documental en la pasada Berlinale.

Un trabajo que se diferencia de sus anteriores –como Tempestad (2016) o El lugar más pequeño (2011)– en que es claramente un documental, pero al mismo tiempo parece una ficción, por su montaje, su estructura narrativa y la forma de contar una historia que sigue el día a día de la pequeña localidad del Eco.

Un pueblo remoto del norte de México en el que conviven mujeres de varias generaciones –“tengo una enorme fascinación por los personajes femeninos”, señala– mientras los hombres salen a trabajar fuera. Y en esa convivencia las niñas aprenden a cuidar a sus mayores y asumen el proceso de la vida, incluso sus aspectos más duros, de la forma más natural.

Pero para llegar a San Sebastián con El Eco, el camino ha sido largo. Tardó 4 años en ganarse la confianza de la comunidad para que le dejaran trabajar con los niños, que era su objetivo. Y fue la abuela Eustolia la que le ayudó a conseguirlo.

“Nos hicimos amiguísimas (...). La hacía reír. Realmente fue un vínculo hermoso y profundo”, dice Huezo con cierta pena por el fallecimiento de Eustolia al poco de empezar un rodaje que se prolongó de forma intermitente durante 18 meses.

Ese fallecimiento le hizo hasta dudar de poder construir su filme. Pero de ahí sacó la lección más importante que ha aprendido con este proyecto, que en la vida de cada día hay muchas cosas y momentos extraordinarios “que dan para una película y para cien más”.

jl/I