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Ciudad creativa, inteligente o digital

El concepto de “ciudad creativa” nació en el seno de las comunidades artísticas en algunas ciudades de Estados Unidos para justificar el crecimiento económico de sus ciudades, allá por la década de los 80. Fue Charles Landry quien en 1989 publicó Glasgow: la ciudad creativa y su economía creativa, y desde entonces se usa este término como referencia a una ciudad concebida como un organismo creativo en un entorno para el desarrollo de los sectores industriales creativos.

Richard Florida escribió en 2002 El ascenso de la clase creativa, donde afirma que la creatividad ha sido la fuerza motriz principal para el desarrollo y crecimiento no sólo de las ciudades, sino también de las regiones y de las naciones. Para él, la creatividad y las ciudades giran alrededor de tres conceptos claves: tecnología, talento y tolerancia. Para estos dos últimos términos aventura dos indicadores: el índice bohemio, que calcula la concentración de artistas, músicos y pintores; y otro controversial, el índice gay, para comprobar que existe una relación entre diversidad (tolerancia), capital creativo y crecimiento de la industria tecnológica.

Por otro lado, Michel S. Laguerre, en su libro Ciudad Digital, anota que este concepto hace referencia a un catálogo de prácticas virtuales que se realizan de forma sostenible por los habitantes de una ciudad, con el fin de realizar una serie de acciones para influir en cualquier aspecto político, social, económico, religioso o comunicacional de su comunidad.

Una ciudad digital supone tres elementos esenciales: nuevos sectores industriales (más de servicios que industria); una ciudad sostenible con el mínimo de impacto ambiental, desde una nueva perspectiva de desarrollo, racional y coherente; como ciudad del conocimiento, con lo que ello implica; y, un nuevo urbanismo, basado en estrategias de información, así como concentrado menos complejas infraestructuras de transporte y más en acceso general a Internet.

Por su parte, una ciudad inteligente (smart city) es una ciudad innovadora que aprovecha las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de los servicios urbanos y la competitividad, garantizando la respuesta a las necesidades de las comunidades en torno a aspectos económicos, sociales y ecológicos. Las ciudades inteligentes se identifican porque tienen un desempeño notable y sostenido en seis disciplinas: economía inteligente, movilidad inteligente, medio ambiente inteligente, personas o población inteligente, vida inteligente y gobierno inteligente.

La pregunta es: ¿Guadalajara es una ciudad creativa, digital o inteligente? ¿Qué es lo que se pretende hacer de Guadalajara con el proyecto Ciudad Creativa Digital? ¿Reúne Guadalajara los requisitos para ser considerada ciudad inteligente? De acuerdo con el Índice de Desarrollo de Tecnologías de la Información (IDI), de 166 países, México está en el lugar 95, con un índice de 4.29, mientras que en primer lugar está Dinamarca con un índice de 8.86. Y en el continente americano estamos en el nada honroso lugar vigésimo. Este índice contempla también indicadores como el acceso a teléfonos fijos, a telefonía celular, a Internet, a hogares con computadoras y con acceso a Internet; el uso de estas tecnologías y nivel de estudios de la población.

Pero si a esto le agregamos los altos niveles de inseguridad, la desbordada corrupción, el disminuido estado de derecho, la brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, ni duda cabe que estamos muy lejos de llegar a ser considerada una ciudad inteligente. Construir un distrito o polígono digital no es suficiente para ser considerada así. Hay mucha tarea periférica que realizar para llegar a esa meta.

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