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Con Lewis Hamilton en la producción y unas espectaculares secuencias de carreras, F1: The movie llega esta semana a los cines de todo el mundo con el objetivo de convertirse en el taquillazo del verano, aprovechando el tirón de Brad Pitt y el buen juego que da el deporte en el cine.
Pero para quien no adore a Pitt o la Fórmula 1, la película es una sucesión de clichés en una historia mil veces vista en el cine, que solo se sostiene por el carisma de su protagonista y por las brillantes escenas rodadas por Joseph Kosinski, que ya demostró su habilidad en Top gun: Maverick.
Brad Pitt interpreta a Sonny Hayes, un veterano piloto que de joven apuntaba a ser un gran campeón de F1 hasta que un accidente truncó su carrera; 30 años un viejo amigo, Ruben Cervantes (Javier Bardem) le ofrece regresar a la principal competición automovilística del mundo.
Una mujer, Kate, es la ingeniera jefa del equipo (Kerry Condón), el piloto joven y arrogante es negro (Damson Idris) y el dueño del equipo -Bardem-, hispano.
Todo muy políticamente correcto, con la excepción del personaje de Pitt, un veterano de vuelta de todo que no duda en saltarse mil veces las normas de la Formula 1 para ayudar a su equipo.
Todo es real en el filme, incluso los coches que pilotan Brad Pitt y Damson Idris, que fueron desarrollados para el rodaje por un equipo de ingenieros de AMG mercedes.
Por la película pasan pilotos como Charles Leclerc y Lewis Hamilton, de Ferrari; Max Verstapen, de Red Bull; Carlos Sainz, de Williams; y Alexander Albon; Fernando Alonso, de Aston Martin, o George Russell, de Mercedes.
Todo un despliegue que hace que por momentos la película parezca casi un documental sobre el mundo de la Fórmula 1, aunque eso sí, con toneladas de efectos especiales y persecuciones espectaculares.
jl/I