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¿A qué juega Movimiento Ciudadano?

Claudio X. González, el polémico empresario y crítico acérrimo de López Obrador, estuvo de visita en Jalisco el pasado 26 de mayo y ante un público aproximado de 400 personas presentó un decálogo de lo que a su juicio son los 10 jinetes del Apocalipsis que vive el país en la actualidad, gracias al gobierno federal y al presidente de la República.

Sin embargo, el mensaje importante no estaba dirigido a las y los asistentes del evento, sino a los dirigentes y autoridades de Movimiento Ciudadano (MC), un partido que ha sido presionado no solo por Claudio X. González, sino también por otras figuras de los ámbitos empresarial, político e intelectual para que se sume a la alianza opositora Va por México, conformada por PAN, PRI y PRD.

No obstante, la visible desesperación de Claudio X. González contrasta con la parsimonia e indiferencia de algunas de las figuras y liderazgos más representativos de MC, que han decidido mantenerse alejados de la alianza –en el discurso y en los hechos– e ir solos en los procesos electorales locales, en algunas ocasiones jugando como tercero en discordia que ha terminado beneficiando a los candidatos de Morena. Entonces, ¿a qué está jugando MC a nivel nacional?

Una hipótesis es que Movimiento Ciudadano mantiene un genuino interés de crecer en solitario en el escenario político nacional y consolidarse como una tercera opción para llegar a 2024 con mayores cartas de negociación, por lo que una alianza con el PAN, el PRI y el PRD, tres partidos que ya “están muy vistos”, como lo ha expresado el propio Claudio X. González, les restaría a los naranjas, lejos de sumarles.

Además, frente a los recientes audioescándalos que tienen a Alito Moreno contra la pared, el debilitamiento del PAN en un buen número de capitales y los números de las encuestas respecto a las elecciones del próximo domingo, integrar una coalición con ellos sería, prácticamente, darse un balazo en el pie.

Otra hipótesis gira alrededor de un posible “arreglo” entre los gobernadores de Jalisco y Nuevo León con el presidente de la República. Este acuerdo implicaría la llegada de recursos federales para la ejecución de obras estratégicas en ambos estados a cambio de bajar la intensidad de los cuestionamientos públicos contra López Obrador y su gobierno, y de no incluir a su partido en la alianza opositora, por lo pronto, en las elecciones locales, a reserva de esperar la definición de las y los candidatos a la Presidencia de la República en 2024.

En ese sentido, ha sido evidente que después de un largo periodo de confrontación abierta con el presidente y la Federación, en los meses más recientes Enrique Alfaro ha mantenido un bajo perfil y se ha mostrado mucho más cauto en lo que se refiere a AMLO y a las políticas de su gobierno. El propio conflicto con el grupo Universidad de Guadalajara dejó entrever que hoy, más que nunca, Alfaro y López Obrador podrían tener intereses comunes y un pacto de no agresión.

Respecto a Samuel García, López Obrador dejó más que claro su respaldo al mandatario neoleonés el pasado 13 de mayo al afirmar que él consideraba que García no estaba haciendo mal su trabajo. “Claro, eso les corresponde a ustedes; yo soy ciudadano de todo el país. Tengo conocimiento, una visión, no tan específica, pero mi percepción en general es que está gobernando bien Samuel”.

Así las cosas y, sumando el rechazo que la senadora de Movimiento Ciudadano Patricia Mercado y el propio Alfaro, le expresaron a Claudio X. González cuando éste amenazó a MC de atenerse a las consecuencias de no sumarse a la alianza, parece que el escenario de tercios seguirá prevaleciendo en el mapa político nacional, favoreciendo a Morena y a los gobiernos estatales de MC, pese a las advertencias y “berrinches” de Claudio y compañía. Por lo pronto.

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