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¿Nueva ola de inflación?

Hace un año, las expectativas sobre cómo nos iría económicamente sonaban muy desalentadoras. Y sí, efectivamente, durante el primer semestre se incrementó la inflación y no se veía que la producción y el empleo terminaran de compensar la caída tras la pandemia de 2020. Sin embargo, la fiebre del aumento de los precios comenzó a bajar a partir de septiembre y la actividad económica y el empleo parecieron aumentar más de lo esperado. Ello favoreció un moderado optimismo para el cierre de 2022 y el inicio de 2023, sobre todo en cuanto al descenso en la inflación.

Sin embargo, los primeros indicadores salidos en 2023 nos regresan a la preocupación. La inflación dejó de descender en diciembre y luego comenzó levemente a repuntar en la primera quincena de enero.

Igual con la actividad económica: se esperaba que hubiésemos superado el trago amargo de la crisis de 2020 y que tuviéramos un crecimiento bajito, pero crecimiento al fin, pero los datos del Índice Global de Actividad Económica correspondientes a noviembre de 2022 muestran una caída de 0.5 por ciento.

En suma, menos producción (y generación de empleo) y más inflación. ¿Qué está pasando?

Hay varias explicaciones. Una de ellas es echarle la culpa al aumento de salarios mínimos, impuestos y cuotas patronales para el IMSS. El incremento de 20 por ciento provocaría más compras, lo que combinado con un bajo crecimiento en la producción haría que la misma producción se vendiera más cara. En cuanto a impuestos y cuotas, encarecerían los costos de producción y estos se pasarían a los precios. ¿Es esto cierto?

Los aumentos de salarios, impuestos y cuotas comenzaron a operar el 1 de enero, pero la inflación comenzó a repuntar en diciembre, así que algo no checa.

Por otro lado, los aumentos más significativos de inicio de año han sido en alimentos. ¿Entonces la opción para que haya menos inflación tendría que ser que los trabajadores con menores ingresos compraran menos alimentos? Más allá de su justificación técnica o no, esto sería éticamente aberrante.

¿Hay otras causas de inflación? Generalmente se nos dice que el aumento en las tasas de interés es para contenerla: si aumentan las tasas, los consumidores y empresarios lo piensan más antes de comprar o invertir a crédito, por lo que gastan menos, compran menos, se vende menos y la producción aumenta menos. Sin embargo, quienes ya están endeudados o que requieren de los créditos sí o sí, para seguir operando, deben trasladar a sus precios el aumento del costo de sus deudas, lo que a su vez aumenta la inflación.

En suma, quienes tienen dinero de sobra, y lo tienen colocado en el sistema financiero, ganan más por el aumento de los intereses por encima de la inflación. En cambio, quienes tienen que pagar deuda o endeudarse tienen problemas cada vez mayores.

Resulta sencillo culpar de inflacionario al aumento a los salarios mínimos, a los impuestos a productos chatarra o a las cuotas a la seguridad social. Es más complejo relacionar la inflación con la tremenda concentración del poder económico en México en unas cuantas manos. ¿Usted qué piensa?

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jl/I