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Calandrias: tradición que sobrevive

Generaciones. La mayoría de los calandrieros de la ciudad hereda el oficio de sus padres y abuelos, por lo que consideran al caballo, dicen, como parte de su familia.

“Porque calandriero soy, tapatío que da la mano, yo los invito mi hermano a conocer mi ciudad, en todito el mundo entero no hay lugar igual”, es lo que menciona la canción de Paco Padilla llamada El calandriero en honor a quienes conducen los carruajes de alquiler con caballo al frente.

La tradición de las calandrias en Guadalajara no tiene una fecha exacta de su origen, sin embargo, se dice que a principios del siglo 20 fue cuando las primeras se empezaron a usar en la Perla Tapatía. Los colores que usaban los carruajes eran amarillo y azul, incluso sobre el nombre se dice que se tomó del pájaro homónimo, calandria, aunque otros aseguran que recuperaba los colores que aluden a la ciudad y al estado.

Lo que es cierto es que las calandrias son un referente en todo el país, ya que sus paseos se volvieron tradicionales tanto por los turistas como por los mismos habitantes. Los lugares en donde actualmente pueden tomarse los recorridos están en el Centro Histórico de Guadalajara y afuera del mercado de San Juan de Dios: es imposible no verlas.

 

Una tradición que se hereda

Manuel Aceves Esparza, mejor conocido como El Tío Nel, tiene 35 años de calandriero y como la mayoría de quienes se dedican a ello, empezó “dándole agua a los caballos”, como también comenzó su padre y su abuelo, quienes en su tiempo manejaban su propio carruaje, aunque de sus descendientes ninguno se dedique a ello.

Para el chofer que trabaja por las mañanas en el sitio ubicado a fuera del Mercado Libertad o San Juan de Dios, “la calandria es una tradición muy bonita” y le da “una satisfacción demostrar lo que tenemos en la ciudad, porque tenemos muchas cosas para que vea un turista”, comentó.

Por otra parte, Carlos Alejandro tiene sólo dos años de dirigir un carruaje por las mañanas, en el sitio estacionado frente a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Mientras acomoda los asientos, platica que en su familia, desde su abuelo, se dedican a conducir calandrias. Además asegura que los vehículos son los mismos, pero que para mantenerlos en buen estado se les manda a hacer diseños nuevos.

“Cada quien las arregla a su gusto, desde los estribos, salpicaderas, muelles y asientos”, aseguró el joven conductor, hasta los faroles que se encienden por las noches con gasolina blanca “para que no haga humo”.

 “El mantenimiento de la calandria es primero, la limpieza, que esté presentable para el pasaje, cómodo y sobre todo la atención que uno le debe de brindar al turismo son importantes”, añadió Manuel Aceves Esparza.

 

Los paseos

Cada calandria ofrece dos tipos de paseos, el primero tiene un precio de 200 pesos y dura entre 30 a 35 minutos y un segundo que es de 300 pesos, pero que alcanza la hora completa. Aunque si el usuario requiere algo especial también se le puede brindar el servicio, tal es el caso de extender la ruta o rentarse para eventos sociales.

Entre los destinos que incluyen los tours está el Centro Histórico de Guadalajara, los edificios universitarios, el Parque Revolución, la zona residencial antigua, la zona Chapultepec y el consulado de Estados Unidos, por mencionar algunos.

Al mismo tiempo que se realiza el recorrido por los destinos turísticos, el calandriero explica la historia de los edificios o las avenidas que se observan. Y es que, además de que todos los conductores son originarios de Guadalajara y conocen sobre la historia de la ciudad, también reciben capacitación cada año por parte de la Secretaría de Turismo del gobierno del estado, aseguró El Tío Nel. “Buenas instrucciones para transmitirlas a los visitantes”.

Por otra parte, la temporada del año en que los calandrieros reciben mayores clientes es la vacacional de verano, aunque también suele complicarse porque son meses de lluvia, de manera que se toman precauciones especiales tanto para los usuarios y el caballo como lo es la utilización de una lona para cubrirlos, aseguró Manuel Aceves Esparza.

Los usuarios generalmente son familias, sobre todo turistas nacionales, en menor medida habitantes de la ciudad y después extranjeros. En promedio caben en el carruaje entre cuatro o cinco personas.

 

Organización y cuidados 

La Unión de Conductores de Carruajes de Alquiler fue fundada en 1912. Existen alrededor de 80 calandrieros que trabajan en 55 calandrias registradas, explicó El Tío Nel, de las cuales se tiene en promedio dos caballos por vehículo e incluso en temporada alta se consiguen tres o cuatro más por cada uno.

Al calandriero “se le toma el nombre del caballo, su registro y la figura. Cada caballo tiene su registro”, según lo pidió desde hace algunos años la Secretaría de Medio Ambiente y Ecología del ayuntamiento, así como del estado, puntualizó.

“Viene el médico Rubén Anguiano, veterinario, y les revisa desde las orejas a la colita, todo, los desparasita y checa los dientes”, ya que se les pide que estén sanos y en buen estado.

Mantener a un caballo es costoso, confesó el calandriero, sin embargo, aunque todos los animales tienen herraduras de acero, en temporada de lluvia el piso es resbaloso por el pavimento, de manera que se les ponen herraduras de hule. “Por la comodidad del caballo, principalmente, y también para uno no ir con tanto pendiente”. Además, cuando llueve se les coloca una lona para que no se mojen mientras llegan a donde resguardarse.

A la pregunta de qué pasa después de que ya no utilizan a los caballos que son adultos, el entrevistado respondió que los venden “para otros lados o más bien, para que los utilicen para la silla o mucha gente los sueltan al campo y tienen sus establos”.

 

Se defienden de incidente

El 12 de octubre, como cada año, la comunidad de calandrieros tapatíos participó en la Romería de la virgen de Zapopan. Aunque no van todos los choferes, en esta vez participaron muchos de ellos, aseguró Rafael Méndez Barajas, quien trabaja desde 1979 como conductor de carruajes de alquiler.

Así como los calandrieros, también asiste más gente a la Romería con su caballo, por lo que uno de ellos resultó ser conocido para uno de sus compañeros, agregó el Méndez Barajas. “Son amigos y empezaron a tomar y cuando iban para los Colomos lo amarraron atrás de la calandria y entonces este segundo caballo se les desmayó”, debido a la insolación y el descuido de su dueño, puntualizó, momento en que los transeúntes tomaron fotos y videos del animal y las subieron a las redes sociales.

“La gente como ya nos traen de reojo ya nada más dijeron: los de las calandrias y se hizo una cosa muy grande, sin ser cierto”, agregó Rafael Méndez Barajas, sin embargo “no tiraba ninguna calandria, era un caballo de silla”, pero fue error de su compañero, añadió el calandriero. “Inclusive el compañero está suspendido de sus labores por lo que hizo, por lo que ocasionó”.

Pero las críticas a los dueños de las calandrias no son novedad, ya que se han hecho marchas para pedir que se deje de “explotar” a los caballos y se les dé buen trato e inclusive, mientras llevan pasaje al realizar un recorrido con turistas, hay quienes les han gritado ofensas, confesó Méndez Bajaras.

“Antes de criticar una cosa, primero investigar. Toda esa gente que dice que nosotros maltratamos los caballos y que los explotamos que vengan y verifiquen, a ver si en realidad es cierto”, añadió el entrevistado, ya que cada animal es “parte de nuestra familia, aunque la gente no lo crea, nos duele lo que les sucede a un caballo de uno y a todos, estamos a favor de la protección animal”.

Cuando las personas ven a la calandria llena de pasajeros, añadió el calandriero, dicen “lo llevan bien cargado”, pero en realidad el vehículo es hueco, ya que sólo se forma de madera para los adornos y las ruedas tienen valeros, lo cual “hace muy liviano el ruedo”, así “el caballo sólo hace fuerza para detener y para arrancar, nada más”, puntualizó.

 

Para saber

Las calandrias actualmente están ubicadas frente al Mercado Libertad o San Juan de Dios, a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres y al Jardín de San Francisco. El horario de los paseos es de las 10 de la mañana a las 11 de la noche, pero hay diferentes turnos para los conductores y caballos. No tienen presencia en las redes sociales, por lo que para su contrato es mejor asistir a los sitios.

 

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