INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Resistencia

Como un mandato divino entendía el sacerdote jesuita Marcelo Pérez Pérez la lucha por los pobres en Chiapas. En una entrevista apenas en agosto dijo: “He luchado en contra de las injusticias, luchamos por la paz, en Simojovel le pusieron precio a mi vida”.

Marcelo Pérez tenía 51 años cuando fue asesinado el domingo pasado en San Cristóbal de las Casas, en su auto, luego de oficiar un servicio religioso en el barrio de Cuxtitali.

Él mismo reconocía la violencia de su entorno, pero se afanaba en construir paz; “hemos acompañado a los desplazados, me ha tocado mediar para liberar a funcionarios públicos, seguiremos en la lucha por los pobres, es un mandato divino”, señaló.

Este martes, el presunto autor material del asesinato del sacerdote fue detenido.

Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas, en su cuenta de X publicó: “Mi reconocimiento a las autoridades de Procuración de Justicia, quienes me han informado que ha sido detenido el autor material de la muerte del padre Marcelo”.

Fue la Fiscalía chiapaneca la que informó después que el detenido fue identificado como Edgar, y que su detención se había logrado gracias a “protocolos y técnicas de investigación consistentes en rastreos de cámaras de seguridad de C5, trabajos del área de inteligencia y de investigación de campo, así como el desahogo de testigos”.

Hace poco más de dos años los también sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados el 20 de junio de 2022 en Cerocahui, Chihuahua, cuando protegían al guía turístico Pedro Palma, a quien también mataron.

Ambos eran conocidos por su trabajo social, la defensa de la cultura local y el apoyo a la comunidad rarámuri, y fueron asesinados por un líder criminal de la región apodado El Chueco.

El Centro Católico Multimedial da cuenta de que en el sexenio de López Obrador fueron asesinados 10 sacerdotes. Marcelo Pérez sería el primero en la actual administración, encabezada por Sheinbaum Pardo.

Tras el asesinato de Pérez Pérez, la Compañía de Jesús en México emitió un comunicado en el que destacó el papel del sacerdote como un símbolo de resistencia y defensor de los derechos y la dignidad de las comunidades chiapanecas, siendo un referente en la lucha por la paz y la justicia, al tiempo de llamar al Estado mexicano a dar una respuesta urgente e integral a la violencia en Chiapas, la cual se halla vinculada al crimen organizado.

En el mismo sentido se posicionó la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, exigiendo un alto a la violencia que se vive en aquel estado y haciendo énfasis especial en la persecución y criminalización que sufren no solo los integrantes de la Iglesia católica, sino también las personas defensoras de derechos humanos.

¿Es muy pronto para exigirle resultados a la presidenta, con menos de un mes en el cargo?

Suena cansino leer y leer las cifras y los recuentos y las comparativas y los datos una y otra vez, pero es que creo que se nos acabaron las formas de contar estos hechos, si bien cada historia tiene sus matices y su sentido propio, pero todas nos suelen llevar a lo mismo: la muerte a manos de criminales que dominan zonas enteras del país en las que es arriesgado, en este caso, hacer labor pastoral y de servicio, como la sierra de Chihuahua o Los Altos de Chiapas.

Hasta el sepulcro.

X: @perlavelasco

GR