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“Un desafío tremendo”

)ESPERANZA. Boy considera que un equipo de puros mexicanos es capaz de superar cualquier crisis. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

Tomás Juan Boy Espinoza reconoce al terminar la entrevista en la cancha Fausto Prieto de Verde Valle, que más de una vez le han comentado su similitud con Al Pacino. El actor italoamericano interpreta a Tony de Amato, un coach temperamental de un equipo de futbol americano en la película Un domingo cualquiera (Any given Sunday). Una de las escenas más recordadas es cuando lanza a su grupo de jugadores un discurso motivador en un partido decisivo. El Jefe sonríe cuando se le hace la referencia y agrega: “Sólo que él tiene un mejor discurso que el mío”.

Así ha sido gran parte de la vida del actual técnico de Chivas. Asumir el rol de líder en momentos clave, como jugador o técnico. A sus 68 años de edad está frente a un desafío para rescatar de la tragedia a uno de los equipos grandes del futbol mexicano.

Boy charla con NTR sobre los orígenes de su carácter tan cuestionado a través de la cancha y la banca, y en donde las figuras de su madre y padre definieron el rumbo de su vida siempre acompañada por la rebeldía a situaciones imposibles.

Apodado como El Jefe por el locutor Gerardo Peña para definir su don de mando en Tigres y la selección, Boy toma asiento en la calma de su campo de entrenamiento. Sabe que está a pocos días de iniciar el Torneo de Apertura 2019 en el que se jugará la permanencia en Primera División con el Rebaño.

Sin embargo, con voz pausada, se toma el tiempo para dar un recorrido por su vida, desde la infancia hasta el presente.

Es Tomás Juan Boy Espinoza, el genio, el apasionado, el que vive intensamente cada entrenamiento y partido, porque asegura que ama el futbol más que a su propia vida, pero el que también es catalogado desde su época como jugador como un tipo arrogante y soberbio o de una autoestima demasiado elevada, rasgos que en México son mal vistos.

“Mi vida como niño fue extraordinaria, tuve unos padres fabulosos, y en lo que al deporte se refiere mi papá era muy deportista, le gustaban todos los deportes, era fanático del Guadalajara, de ahí heredé mi gusto por aquel famoso equipo del Guadalajara. Fui a la escuela Franco Inglés donde era una religión jugar al futbol, y no salí más que del futbol. Mi padre me llevaba al estadio, con él aprendí muchas cosas, me enseñó a pegarle a la pelota, y transcurrió padrísima mi vida porque estuve siempre al aire libre haciendo deporte, tenía amigos beisbolistas, jugué béisbol, futbol americano, tenis, todo. Y al ser mi papá muy deportista se me pegó a mí y a todos mis hermanos. Me dediqué al futbol porque era para lo que estaba más capacitado”, recuerda Boy en primera instancia.

Luego recuerda al equipo de su infancia, pese a que muchos no lo creen.

“Yo le iba al Guadalajara heredando a mi papá, hasta que jugué con ellos y contra ellos”, dice mientras sonríe percatándose del sarcasmo.

Hace poco definiste a tu mamá como una guerrera. ¿Cómo era ella?

Mi mamá era de Veracruz, y era una guerrera. Mi papá era un hombre muy trabajador, metódico, y para llevar una vida donde hubo ocho hijos mi mamá tuvo que ser un factor de vida ordenada, dependiente de organización, siempre peleó por nosotros. La gente podría pensar que heredé el carácter de mi papá, pero no, es el de mi mamá. Mi papá era muy educado, y mi mamá se salía del esquema de lo que es una mujer. Mi papá era disciplinado, y chocamos muchas veces, en la adolescencia sobre todo, pero en general mi mamá amainaba la cosa.

¿En qué momento dijiste que el futbol sería tu forma de vida?

Nos cambiamos de casa de La Condesa a Ciudad Satélite en la Ciudad de México, y se perdió mucha conexión con las cosas que yo tenía para jugar futbol. Mi papá se fue a trabajar a otro lado, mi mamá se quedó en casa buscando la educación de ocho hijos, y perdí el hilo de ir a los entrenamientos, no era tan fácil, pero me adapté porque vivíamos frente a una cancha de basquetbol que la hacíamos de futbol donde hacíamos retas. En la escuela secundaria me gustaba estar en la cancha todo el día, a veces no me portaba bien en la clase y me sacaban al patio, y el castigo era estar parado ahí donde estaban los balones para el recreo, agarraba uno y me ponía a dominarlos. Cuando mi papá se dio cuenta que los maestros eran cómplices de mis asuntos en la escuela me sacó, porque él pensaba que la carrera de jugador no era idónea. Mi ídolo era Pelé, acá en México era Héctor Hernández, y yo me maravillaba escuchando al público, me encantaba el glamour del futbol, yo pensé que iba a jugar futbol, y mi mamá me dijo: ‘vas a ser lo que tú quieres’. Y la verdad es que casi lo logré al nivel que yo quería. Un día le dije a mi papá que sería jugador profesional, y él me dijo que no, y yo le dije que sí, y ahí intervino mi mamá. Hubo un conflicto porque mi papá me dijo: ‘si juegas, vas a estudiar y someterte a reglas’.

¿Eras complicado como compañero en los equipos?

No, el principal conflicto que tuve fue que mi papá que no quería que yo jugara, y yo quería jugar, y ahí empezó el primer conflicto que tuve en mi vida, me rebelé tremendamente, y eso me marcó toda la vida. Mi papá y yo ya estamos en paz, pero en general él pensaba que la carrera de jugador no era la adecuada para una persona como yo, no por falta de cualidades, sino porque pensaba que no me iba ir bien en lo económico, pero mi cabeza ya estaba en otro lado, yo dormía con un balón, y llegué.

¿En México es difícil ver que un futbolista tenga alta autoestima?

Es que cuando eres chico tú vas desarrollando esta autoestima, tiene que ver con la forma en que me tuve que imponer contra mi padre, solventar ese problema de que no quería ver que yo jugara. Aparte, cuando eres chico, los niños saben quién es el mejor y todo mundo quiere jugar con el mejor, ahí te das cuenta que eres bueno, cuando todo mundo quiere jugar contigo, no porque seas simpático, sino porque quieren ganar, ahí es donde desarrollas una autoestima sobre tu juego, te sabes bueno, te lo hacen saber. Luego vas escalando obstáculos de grados de dificultad, pasas a una liga, destacas, llegas a un nivel superior hasta que llegas a la Primera División donde también tienes que demostrar, es una carrera en la que tienes que dominar.

¿Qué significó la época de Tigres?

Era muy padre jugar con aquellos jugadores porque jugábamos en la provincia, nos reunimos un grupo de jugadores que no había ganado nada. Me acuerdo que cuando llegamos, la dirigencia nos dijo: ‘ustedes son rebeldes, por eso van a estar en este club’. Todos éramos conflictivos, como El Alacrán Jiménez, Barbadillo se había peleado a golpes con un abanderado, Batocletti era líder en Racing, un guerrero que discutía con los entrenadores. Tigres era una ensalada de rebeldes con un entrenador que se adaptó a nosotros como Miloc, quien también era un rebelde, alebrestado, y para enfrentar a los equipo de la capital que llevaban mano en los títulos fue muy importante esa época para mí porque pudimos ganar algo en una época muy difícil.

¿Cómo descubriste que eras un líder?

Yo era líder en el plano futbolístico, no en lo social. Por ejemplo, en los Tigres el líder natural era Batocletti, organizado, respetuoso, disciplinado, elocuente, y predicaba con el ejemplo en la parte social y futbolística, yo era más en el futbol en la forma de guiar al equipo. Pero había otros muy inteligentes que sabían qué hacer en cada situación, y en un equipo se necesitan varios.

Los títulos son los logros, es justo e injusto. Depende de cómo lo veas, si un entrenador es tan bueno como sus logros, no lo sé, porque los logros dependen de la calidad de la plantilla, la organización en la que trabajaste, los tiempos, pero se vale, no pasa nada, ha habido extraordinarios entrenadores que no ganan nada. La misión para la que a mí me han contratado ha sido muy exitosa. He tenido seis equipos que pusieron su destino en mis manos, en mi conocimiento la salvación de la categoría, es dinero, y lo hice, pero acompañado de los jugadores, porque los entrenadores sin los jugadores no somos nada.

¿Por qué como entrenador es más fuerte en ti la influencia de Claudio Lostanau que la de Carlos Miloc?

Miloc, en lo que es mi desarrollo futbolístico no tuvo tanta influencia, él tuvo más influencia en el juego colectivo. Pero con el que aprendí a jugar, a desarrollar mi gran juego, la inteligencia, mi visión, mi forma de entender el futbol fue con Lostanau, era un genio. Alguna vez me sacó de la cancha porque pensé que estaba jugando fenomenal, y me dice ‘estás jugando mal’, y me sacaba para explicarme: ‘el que entró en tu lugar está igual que tú, creen que son magos y hacen cosas en zonas donde no deben, desgastan al equipo’. Era un hombre muy inteligente, en el plano de entrenador tuvo que ver mucho en mí porque era un genio que determinaba lo que podíamos hacer con las cualidades y cómo encontrar debilidades. Él me dijo que yo podía ser entrenador, porque tenía el carácter, y él me dijo que era muy sencillo, me dijo que en el escritorio de la oficina se planeaba, se pensaba, y ya después se pasaba a la cancha, todo eso fue vital para mí.

¿En 30 años como técnico cómo te defines?

He ido creciendo. La primera vez cuando me contrató el Tampico Madero, me dijeron: ‘es que tienes mucho carácter’, y no se me ha quitado esa reputación, pero soy un entrenador trabajador, me gusta mucho el futbol, le dedico muchas horas, pienso mucho en lo individual, en la mejoría de los jugadores, amo el futbol, más que a mi propia vida, soy más futbol que otra cosa. El gran trabajo que casi nadie me valora es el del Veracruz, ese equipo me hizo entrenador porque me enfrenté a muchas adversidades con jugadores muy difíciles de dirigir como Antonio Carlos Santos, Adolfo Ríos, Apud, Malibrán, muy temperamentales, muy desmadrosos, pero aprendí cosas que me animaron a seguir siendo entrenador.

¿Qué significaría lograr el objetivo para el que fuiste contratado en Chivas?

Chivas es el equipo más importante de México, porque todos somos mexicanos, porque representamos la fuerza mexicana, y estar aquí representa algo muy importante porque el desafío es tremendo, creo que el talento y las fuerzas no son exclusivas de ningún país, los mexicanos siempre somos buenos, fuertes, y talentosos. Por eso tomé al equipo en las condiciones en las que está, porque sí creo mucho en este equipo, tengo a los mejores jugadores mexicanos de México, podrá haber algunas discusiones con uno y otro, pero aquí están, y creo que puedo lograr muchas cosas, podemos jugar muy bien al futbol, vamos a ganar partidos, y si ganamos vamos a estar en los primeros lugares, y entonces estaremos muy cerca de la obtención de logros, y si pudiera obtener mi primer logro aquí iría junto con pegado. Soy un privilegiado porque no hay muchos entrenadores de mi edad trabajando, Meza con Veracruz, La Volpe en Toluca, Reinoso con Correcaminos, pero la edad no significa nada en especial, pero hay modas, y así es la ley de la vida, el mundo es de los jóvenes. Para mí significaría mucho conseguir algo con Chivas, sería algo muy personal, y compartirlo con los mexicanos, mucho mejor.

¿Cómo esperas ser recordado en el futuro?

La verdad no me importa, creo que si tuve un nivel de trascendencia la gente lo sabrá, y si no, pues ciao bambino.

“Mi mamá era de Veracruz, y era una guerrera. Mi papá era un hombre muy trabajador, metódico, y para llevar una vida donde hubo ocho hijos mi mamá tuvo que ser un factor de vida ordenada, dependiente de organización, siempre peleó por nosotros. La gente podría pensar que heredé el carácter de mi papá, pero no, es el de mi mamá”

 

“Miloc, en lo que es mi desarrollo futbolístico no tuvo tanta influencia, él tuvo más influencia en el juego colectivo. Pero con el que aprendí a jugar, a desarrollar mi gran juego, la inteligencia, mi visión, mi forma de entender el futbol fue con Lostanau, era un genio”

 

“Soy un entrenador trabajador, me gusta mucho el futbol, le dedico muchas horas, pienso en la mejoría de los jugadores, amo el futbol, más que a mi propia vida, soy más futbol que otra cosa”

Tomás Boy, técnico de Chivas

CIFRAS

68 años de edad

18 años como futbolista profesional

2 títulos de Liga

30 años como técnico

Generación Dorada, muy sobrevalorada

Durante años, mucho se comentó que el futbol mexicano trascendería a nivel selección en los mundiales a partir de que se le diera la oportunidad al jugador mexicano de emigrar a Europa. La lógica indicaba que al tener un mayor roce competitivo, tal nivel se vería reflejado en el Tricolor para no estar en desventaja ante las grandes potencias.

Sin embargo, desde que la selección está integrada por dichos jugadores (Sudáfrica 2010) no se cruza de los Octavos de Final, el mismo que se llega desde 1994.

Tomás Boy opina que dicho grupo se quedó corto en las expectativas.

 “La selección que le llamaron la Generación Dorada, que son palabras que desde mi punto de vista crearon expectativas no congruentes porque la calidad de los jugadores no mejora por pasar el charco, se vuelven mejores jugadores porque se mentalizan más, se profesionalizan más, eso los hace crecer como personas y jugadores, pero en lo individual no, entonces ellos llevaban a cuestas una esperanza, y desde mi punto de vista les quedó grande, no tenían ellos para responder en el plano futbolístico”.

Boy no aprueba que cada vez es más común que los jugadores se nieguen a acudir a la Selección Nacional.

“El futbol ha cambiado, el jugador piensa más en sus valores. Pero la Selección Nacional hizo posible que los jugadores pudieran estar en esos lugares, y no lo entiendo porque aunque lo entiendo desde el punto de vista comercial, algunos jugadores piensan que son exprimidos en la parte comercial, y esa es la parte importante del tema, por eso no quieren venir. Pero hay jugadores como el caso de Vela, quien es un tremendo jugador, y pudo ser grandísimo, y que su mente no se lo permitió, él se quedó cómodo con su forma de vivir, muy respetable, no es una crítica, pero pienso que cuando Dios te dio un don, tienes que usarlo”.

El Tri 86, el mejor de la historia

México inició su aventura en los mundiales desde la primera edición en Uruguay 1930, pero se demoró en tener un papel destacado. Antes sufrió descalabros humillantes, y después la afición tiene sus selecciones preferidas como la de 1962, 1994, 1998, y 2006, entre las más mencionadas. Sin embargo, la generación que jugó el Mundial de México 86, la única que ha clasificado al quinto partido no tiene un lugar en el público.

Para Tomás Boy, capitán e integrante clave de aquel equipo dirigido por Bora Milutinovic, es injusto no tomarlos en cuenta.

“En México es muy fácil olvidar las cosas buenas, es la mejor selección para mí que ha habido en la historia porque es la que más lejos llegó, y lo hizo en forma muy solvente, no perdió un partido, nos quedamos invictos, eso dice mucho, era muy difícil perder, nosotros sabíamos que podíamos llegar muy lejos, y eso es lo triste, que las cosas se dieron de repente como el salir del Azteca para ir a Monterrey, porque los organizadores pensaron que sólo podíamos alcanzar el segundo lugar del grupo, y el segundo lugar sí se podía quedar en el Azteca, pero quedamos en primero, el día que le ganamos a Bulgaria nos ganamos al público, era una selección con tenía muchos méritos”.

El instante más complicado para Boy, fue precisamente el quinto partido contra Alemania, en el cual debe salir de cambio en el primer tiempo por una lesión muscular.

LAMENTO. Tomás Boy habla de su sentir por quedar fuera del Mundial Argentina 78
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“Me pisó Hans Peter Brieggel, me quise zafar y el chamorro se me rompió, tuve tres meses sin entrenar, y sentí que mi actuación de gran nivel hasta ahí quedó, para mí y para México porque esa selección podía llegar muy lejos. Pasaron muchas cosas, Hugo tenía un dolor muy fuerte en la espalda, Javier Aguirre se hizo expulsar, y uno se hace la pregunta: ‘¿por qué a nosotros?’ Quien vio el partido sabe que México fue superior a Alemania.

Para nadie fue un secreto la difícil convivencia con Hugo Sánchez, quien como figura del Real Madrid, y único jugador mexicano que militaba en Europa, exigía un trato diferente al resto, y además reclamaba que Boy le entregara el gafete de capitán.

“No lo fue (difícil la relación con Hugo), en lo personal para mí no. A lo mejor para él sí porque no estuvo en un proceso en la que la selección durante un año se dedicó a jugar como equipo, hicimos tres giras muy importantes, y él participó muy poco, jugó un partido contra la Fiorentina. Cuando él llegó con muchas expectativas, pero venía lastimado porque Littbarski le había dado una patada, y a lo mejor él no lo vivió como pensó, quería un trato similar al de Maradona con su selección, que yo creo que sí se le dio, pero lo entendió de otra forma por un pleito por la capitanía, discutió con Bora, él le dijo que no. No se portó mal, pero no llegó en su plenitud. Nunca tuvimos problemas, a lo mejor él piensa que debí darle la capitanía, pero él era la figura internacional, y yo la figura mexicana, y de figura a figura, pues cada quien piensa lo que quiera”.

JJ/I