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Quinto Patio

No hay manera de maquillar el rotundo fracaso que ha sido la gestión del SIAPA (Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado) para el grupo en el poder que encabeza Enrique Alfaro, desde que llegó al poder en Guadalajara en 2015. Si nos ponemos estrictos, Alfaro embarcó al organismo operador con el costo de las obras para contención de inundaciones, aunque las había vendido como dinero que aportaría a fondo perdido el gobierno federal.

La deuda todavía la arrastra en Siapa y ha dado más al traste con sus finanzas de cómo estaba hace ocho años.

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Recordemos que poco antes, en plena campaña electoral, Alfaro presionó al gobernador Aristóteles Sandoval y a su amigo Francisco Ayón, a la sazón presidente del consejo de administración del organismo, para que por primera vez en cuatro años no se aprobaran tarifas al alza por los servicios de agua y saneamiento. Digamos, en términos políticos, que el gobernador utilizó el agua para ganar votos.

Pero lo peor ha venido con la gestión administrativa del Siapa, que ha sido entre mala y pésima en algunas áreas: el colapso en la eficiencia de cobranza con 15 puntos abajo de lo que rendía en 2018, no es uno de los problemas menores de un organismo que, además, enfrenta de manera cotidiana cada vez más quejas por la calidad del agua que entrega a los ciudadanos; agua que sigue saliendo color tamarindo en algunas zonas, reportan vecinos.

Es por eso que más de un tapatío se pregunta a qué fueron el gobernador y su séquito al Foro Mundial del Agua, en Nueva York, si tenían tan poco por presumir en el tema. ¿Edá?

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El colectivo Luz de Esperanza recriminó al gobierno de Jalisco que decida destinar 10 mdp para la pelea de Saúl El Canelo Álvarez y que cuando ellos van a pedir apoyo para realizar las búsquedas de sus familiares desaparecidos, les argumenten que no hay recursos. Precisaron que esta acción, contraria al discurso del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, lo que demuestra es que para el mandatario es más importante limpiar su imagen a billetazos (con generosos milloncitos de pesos para la promoción deportiva discrecional) que buscar con mayores recursos las investigaciones sobre los desaparecidos.

Este colectivo en distintas ocasiones ha reprochado que no avanzan las investigaciones porque la Fiscalía Especializada en Desapariciones se halla rebasada, o que van a búsqueda meses después de que solicitan acompañamiento en la Comisión de Búsqueda, porque no hay personal suficiente para buscar a todos los desaparecidos a la vez. ¿Cómo va a haber si el dinero, millonadas, lo están dando al espectáculo? Es clara la prioridad del erario estatal y quienes palomean los egresos.

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La expresión “hablar de frente” (como saben los leidos, sin acento) no se refiere a hacerlo con esa “parte superior de la cabeza comprendida entre el borde anterior de las órbitas oculares y el nacimiento del cuero cabelludo y entre las dos sienes”, como precisa la Real Academia Española (RAE). Más bien es “hablar sin rodeos, directamente y diciendo lo que se piensa”, puntualiza la propia RAE. Y lo anotamos porque en sus alocuciones regularmente la dice, presume y asegura que así se comunica el gobernador Enrique Alfaro.

Tal expresión debería quedar consignada en la historia lingüística del alfarismo, que hasta chance y deje escuela. Ayer, por ejemplo, la alcaldesa de Tlaquepaque, Citlalli Amaya, anotó en su cuenta tuitera que recordaba cuando “de frente” a vecinos de la colonia El Orégano se comprometió a cambiar sus condiciones e inauguró una obra. El problema ocurre cuando hablar “de frente” se convierte en política de “frentazos” o de “irse de frente”, que suele ocurrir en la administración estatal.

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jl/I