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Para qué

Llevo todo un día haciéndome las mismas preguntas. ¿Sirve de algo escribir? ¿Hay algo que se pueda, que podamos, hacer por este país, por este Jalisco, por esta ciudad tan descompuesta, tan magullada, tan destruida? ¿Qué objetivo tiene poner lo que sentimos en palabras, cuestionar con preguntas al aire a nuestras ineptas y corruptas y omisas y distantes e indolentes autoridades, si parece que a ellas no les interesa, no les mueve, no les quita el sueño darnos al menos las elementales respuestas?

Me duele el estómago. Es una sensación de vacío, pero también de ansiedad, de enojo, de miedo… Sí, claro que es el caso de los ocho jóvenes que trabajan en el infame call center y que desaparecieron en días recientes, pero también son los miles (¡miles!) de personas de las que en Jalisco no se sabe nada, lo mismo desde hace 30 años que hace 24 horas.

¿Qué seguimos dispuestos a soportar? ¿Hasta dónde vamos a aguantar todo este dolor colectivo que es la suma infinita de muchos, miles, de dolores individuales?

Cuarenta y cinco bolsas con restos humanos en un barranco de Zapopan. Cuarenta y cinco. Cuando escribo estas líneas nada había cierto sobre la identidad de las víctimas de este hallazgo. Pero sin importar quiénes sean, seguramente sus familias las han buscado, sus amigos están tras sus huellas, sus hijos los extrañan, sus parejas los necesitan, sus colegas los esperan.

Ya no es sólo desaparecer porque estás sola o solo caminando por una calle oscura o por juntarte con personas inadecuadas o por hacer negocios peligrosos, como nos han dado el discurso desde hace años.

A los estudiantes de cine Salomón Aceves, Marco García y Daniel Díaz los interceptaron criminales cuando volvían de hacer un trabajo escolar. Los secuestraron y asesinaron. Las autoridades nos dijeron que, según sus investigaciones, los habrían confundido con delincuentes.

A los hermanos Ana Karen, José Alberto y Luis Ángel González Moreno los sacaron de su propia casa, ubicada en la colonia San Andrés, en Guadalajara. Sujetos armados y encapuchados irrumpieron en la vivienda y se los llevaron. Los encontraron días después, asesinados. Las autoridades nos dijeron que, según sus investigaciones, los criminales se habrían confundido de domicilio y buscaban a otras personas.

A Eduardo Salomón Puertos Gaytán lo sacaron de su casa. Hombres armados llegaron a su vivienda en Tlajomulco de Zúñiga. Él, valientemente, alcanzó a esconder a sus hermanos más chicos y a llamarle a su papá. Hombres armados se lo llevaron. Encontraron su cuerpo dos días después en plena zona Centro de ese mismo municipio. Las autoridades nos dijeron que, según sus investigaciones, los criminales se habrían confundido de domicilio y buscaban a otra persona.

A 11 personas las balearon y asesinaron cuando estaban esperando su paga, en la colonia La Jauja, en Tonalá. Diez eran albañiles y otro era un menor de edad que los acompañaba. Del multihomicidio las autoridades nos dijeron que podría haber sido perpetrado por el crimen organizado y que uno de los fallecidos quizá (quizá) tenía antecedentes penales.

A Jonathan Omar Vázquez, Enrique Esparza y Alejandro Barajas los desaparecieron en la zona Real Center, de Zapopan. Al principio parecía no haber una relación, pero después se supo que los tres estaban ligados a la mudanza de una barbería. Esto ocurrió a mediados de febrero y, hasta ahora, nada se sabe de ninguno de ellos.

A Aristóteles Sandoval lo asesinaron en el baño de un exclusivo bar de Puerto Vallarta. Ni su calidad de ex gobernador ni sus guardaespaldas le sirvieron de mucho. Las autoridades nos dijeron que el crimen está resuelto, aunque hay personas relacionadas a este magnicidio que aún no han sido capturadas.

Hoy concluyo que de nada nos sirve escribir. Estos crímenes siguen, mientras que a nosotros solo nos rebasan las preguntas sin respuestas.

¿Hasta cuándo?

Twitter: @perlavelasco

jl/I