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Claudia vs. Xóchitl: matices de una contienda anunciada

El ruido es ensordecedor. Los alaridos imperan en las redes sociales, los medios de comunicación y los espacios privados. Nunca en la historia reciente del país una elección presidencial se había desbordado en gritos, sombrerazos y pasiones con tanto tiempo de anticipación. El próximo 2 de junio, es decir, en nueve meses, habremos de elegir al siguiente presidente de México. Sin embargo, el escenario nacional está en efervescencia desde hace rato.

Más allá de la novela que se vive al interior de Movimiento Ciudadano y que atiende también a los intereses políticos de la batalla que se avecina, la mayor parte de empresarios, líderes de opinión, actores sociales, ciudadanos de a pie y, por supuesto, la totalidad de la clase política, ya se decantó por uno de los dos caminos en los que se bifurcará la próxima elección: que siga o no el lopezobradorismo en el poder.

En 2012 y 2018 la historia fue diferente: había un poco más de variedad en el menú. El PRI, el PAN, el PRD y luego Morena en representación de la “izquierda”, así como todas las rémoras que siempre han aparecido en las boletas, se disputaron los sufragios proponiendo, por separado, un proyecto de gobierno y de país. Para 2024 sólo habrá de dos sopas. Todo se reducirá a una simple pregunta, un referéndum a la gestión de Andrés Manuel López Obrador al frente de la Presidencia de la República.

Sin embargo, hay un matiz muy importante: del lado de la oposición nunca ha importado quién encabece el proyecto; del lado de Morena, sí. Hoy sabemos que es Xóchitl Gálvez, pero pudo haber sido cualquiera: desde un priista del grupo Atlacomulco, un panista ultraconservador de Aguascalientes o Guanajuato, un empresario bravucón del norte o un ex militante de la vieja izquierda que hoy se refugia en el agonizante PRD; cualquiera siempre y cuando representara una posibilidad de triunfo. Así, el Frente Amplio por México se volvió demasiado amplio, le cabe mucho, es todo y nada.

La identidad política y el ideario programático son lo de menos en estos momentos: la ideología quedó reducida a los votos que ofrece su figura principal más allá de formas, proyectos y visión de país. Qué más da, si en el camino habrá expertos que diseñen, además de estrategias de campaña, políticas públicas, programas y acciones de gobierno. Xóchitl está ahí no porque sea la más técnica, la mejor política o gobernante. Xóchitl es la ungida porque, según los cálculos de los jerarcas de los partidos que la postularon, es la más rentable electoralmente.

En Morena la cosa es un poco distinta. Allá sí importa quién sea el o la candidata. En primer lugar, porque la 4T saldrá a defender un proyecto político y de gobierno que existe y que estará vigente y en evaluación durante la elección. En segundo lugar, porque la prioridad del partido pasa por retener la mayor parte de su base electoral, esa misma que votó en 2018 por AMLO y que hoy sigue simpatizando con él y lo mantiene con más de 60 por ciento de aprobación.

Por lo anterior, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se ha mantenido arriba en todas las encuestas, a pesar de los fuertes señalamientos que ayer el ex canciller Marcelo Ebrard y su equipo hicieron contra el proceso de selección de Morena.

Sheinbaum siempre ha cumplido con esos dos requisitos. Es una figura más cercana, ideológicamente, a AMLO y la base electoral de Morena la identifica como una más de los suyos. Gobernó la capital, con su estilo personal, pero en sintonía con el presidente desde 2018 y hasta hace un par de meses.

Ebrard tiene otro perfil: es más técnico, más pragmático y más fifí. Su estilo y programa político es más lejano al de López Obrador. Bajo esta lógica es fácil comprender por qué los sectores populares son más proclives a apoyar a Sheinbaum que a Ebrard y por qué en ninguna encuesta el electorado morenista lo puso arriba. ¿Qué hará ahora Marcelo? ¿Buscará ser el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano? ¿O seguirá señalando las irregularidades de un proceso que ya avalaron todos los gobernadores y gobernadoras de Morena? La historia se está escribiendo.

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