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El silencio del PAN y el PRI

En lo que va de la actual administración estatal los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) renunciaron a la representación que los ciudadanos les dieron como oposición y se mantuvieron en una alianza de facto con el gobernador Enrique Alfaro Ramírez. Ahora, previo al proceso electoral, lo único que esperan es que finalmente Movimiento Ciudadano se sume al Frente Amplio por México para formalizar su unión.

Es cierto que la oposición no siempre debe ser una piedra en el camino de los gobernantes, pero la entrega que esos dos partidos políticos han tenido en los ayuntamientos y en el Congreso del Estado ha sido por demás decepcionante. Los temas no se analizan según su importancia para los ciudadanos, sino que se votan en un acuerdo general con el gobierno del estado.

¿Qué han recibido a cambio de esa alianza absoluta el PRI y el PAN? Seguramente trabajo para algunos de sus militantes en ayuntamientos y poderes del estado, además de la respectiva tajada en los nombramientos de magistrados o integrantes de organismos no gubernamentales en el Congreso local.

Las ocasiones en que los representantes de esos partidos en ayuntamientos y Poder Legislativo han levantado la voz a favor de los ciudadanos han sido contadas y las ocasiones en que han votado para oponerse a medidas que podrían afectar a los jaliscienses son verdaderamente escasas.

Salvo algunas voces aisladas, como partidos políticos su silencio ha sido más evidente ante temas como las desapariciones, los feminicidios y los homicidios. Pareciera que su principal intención es no molestar al gobernador Enrique Alfaro Ramírez en estos temas que tanto le incomodan.

El problema es que esos partidos políticos y sus representantes en los espacios de decisión pública nos cuestan a los jaliscienses, al margen de que su utilidad quede tan poco clara.

A partir de la conformación del Frente Amplio por México, que integran PAN, PRI y el Partido de la Revolución Democrática, ese silencio aumentó. La causa es simple: las dirigencias nacionales de esos partidos esperan que Movimiento Ciudadano se sume, a pesar de la postura que el líder naranja en el país ha mantenido de ir solos a la elección presidencial de 2024.

Con excepción de una leve presión, en la que aseguran que no habrá alianza local si no se suman al acuerdo nacional, PAN y PRI decidieron no moverse de cara al proceso de 2024. Incluso, en corto, algunos de los militantes de esos partidos políticos que habían manifestado su intención de buscar la candidatura al gobierno del estado admiten que su esperanza es ir con MC, que sin duda tendría el derecho sobre ese espacio. A ellos les quedarían aquellas candidaturas en las que los naranjas no tengan interés y quieran dejarles.

Las alianzas entre los partidos políticos son naturales y los partidos de oposición en Jalisco tienen derecho a “colgarse” de la popularidad de Movimiento Ciudadano. Sin embargo, el problema es que esas coaliciones no se basan en agendas o programas de gobierno, sino en la continuidad de los acuerdos por plazas en el servicio público y por el derecho a los repartos bajo el principio de cuotas y cuates.

Además, una alianza de estos partidos con Movimiento Ciudadano, ya sea formal o de facto, implicaría nuevamente la renuncia a comportarse como oposición, a omitir en esos espacios de decisión los temas que interesan a los jaliscienses y la nula vigilancia en el ejercicio de los recursos públicos y en la exigencia para que los gobiernos cumplan con los compromisos asumidos ante los ciudadanos. Una alianza local implicará nuevamente no tener oposición en Jalisco.

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jl/I