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La disputa por la narrativa

En el clima de múltiples violencias en México, el punto de inflexión para la iglesia ocurrió hace más de 20 meses, con los asesinatos de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín en Cerocahui, Chihuahua. Este asesinato, como sucede a diario en nuestro país, conmocionó tanto a la sociedad como a la comunidad eclesiástica.

Desde entonces, la iglesia de México emprendió acciones que iniciaron con jornadas de oración y se han transformado en un movimiento nacional por la justicia y la seguridad.

En la firma de los Compromisos de Paz, que los obispos mexicanos presentaron a las candidatas y al candidato a la Presidencia de México, don Rogelio Cabrera, presidente de la CEM, expresó: “Hemos recibido testimonios de personas que claman por encontrar a sus seres queridos desaparecidos, así como de migrantes que huyen de la violencia en sus países de origen, solo para encontrarse con más violencia en México. Además, hemos escuchado las historias de personas desplazadas por la violencia, de sobrevivientes que buscan justicia y de personas que enfrentan día con día la violencia que se ha vuelto una realidad cotidiana”.

La candidata Claudia Sheinbaum Pardo, de la coalición Morena-PT-PVEM, firmó el documento poniendo “reservas”, ya que no está de acuerdo con la visión que se plantea de México, así como no coincide con el concepto de “militarización”. Pero sí está de acuerdo con algunas propuestas, y precisó: “Firmo el documento en el entendido de que hay una visión conjunta de construcción de la paz. Sin embargo, hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido”.

Al firmar, también incluyó su documento Sigamos dialogando: coincidencias y diferencias con el documento Compromiso por la Paz. Estrategias de Política Pública para la Paz, en el cual expone, los siguientes desacuerdos:

Primero: “No comparto la evaluación pesimista del momento actual que se presenta. (…) Tampoco coincido con la visión de que ‘prevalecen el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbre’. (…) No coincido con ‘la descripción del problema’ en el tema de seguridad en sus primeros tres párrafos, donde se afirma que ‘aunada a estas grandes redes de criminalidad, ha aumentado en México la delincuencia común’”, ante lo cual la estrategia de seguridad ha sido insuficiente.

Y segundo: “En este momento se debaten en México dos modelos de nación y por lo tanto de seguridad: uno, el de seguir transformando, erradicando la corrupción, los privilegios y donde la seguridad y la paz son fruto de la justicia en el más amplio sentido; o el del pasado, que pretende una regresión a la violencia del Estado, a la mano dura, a más cárceles. Esta última visión está basada en el miedo y el miedo suele ser el combustible que utiliza el autoritarismo en tiempos electorales”. En resumen, no comparte el diagnóstico que recogió la iglesia en todo el país.

La iglesia en México hace notar que es esencial la imperiosa necesidad de un gobierno verdaderamente comprometido con el servicio a la sociedad, un gobierno dispuesto a escuchar y responder a los clamores que nos aquejan, un gobierno que emane de las voces y las aspiraciones de nuestro pueblo. En su mensaje final remarca: “Juntos-juntas, podemos y debemos construir un futuro de paz con justicia para México. ¡El diálogo es el oxígeno de la paz!”.

Posdata. Nuestra solidaridad con la familia del periodista Jaime Barrera.

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