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Desaparecidos en las boletas

Alicia de los Ríos Merino fue detenida en enero de 1978 por agentes de la División de Investigación para la Prevención de la Delincuencia, en la Ciudad de México. Según datos del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, fue vista por última vez en ese mismo año en una base militar de Guerrero.

Wendy Sánchez viajaba en enero de 2021 desde una playa en Nayarit hacia Guadalajara, a casa de su familia. En el camino se perdió su rastro y no se supo más de ella.

Aldo González terminó su semana de clases en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud el 13 de abril pasado. Debía regresar con su familia a Tepatitlán, pero después de dejar la casa donde vive en Guadalajara no se supo más de él.

Héctor Daniel Flores Fernández estaba en su casa el 18 de mayo de 2021 con su pareja, que estaba embarazada. Un comando armado lo sacó por la fuerza y, según información que recibió su padre, Héctor Flores, fue trasladado al centro penitenciario de Puente Grande. Pero su familia no lo volvió a ver.

Estos son solo algunos de los nombres que fueron escritos en algunas boletas electorales el domingo pasado, como parte de un movimiento nacional para nombrar a las personas desaparecidas en México. El sentido de la protesta era reiterar a los partidos políticos y a las autoridades que no podemos hablar de democracia en México si, según la última actualización del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no localizadas, hay más de 114 mil 580 personas cuyo paradero desconocemos.

La convocatoria a votar por un desaparecido surgió desde los colectivos de familiares, de manera orgánica. María de Vecchi, quien forma parte de la organización Hijos México, publicó en su cuenta de redes sociales, con las fotografías de sus boletas: “Se votó. Para recordarles, para nombrarles, para traerles hoy y todos los días. Porque es fundamental que haya políticas públicas para parar esta crisis y encontrar a cada persona desaparecida”.

El sitio informativo de Zona Docs publicó una fotografía de Adriana y Juan, padres de Juan Carlos Zaragoza Gaona, desaparecido el 26 de mayo de 2015 en Zapopan. Ambos mostraban el pulgar con tinta. En cada una de sus boletas escribieron el nombre de su hijo.

Hasta las 18 horas de ayer, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) señalaba el registro de 84 mil 286 candidatos no inscritos a la Presidencia de la República; 59 mil 892 al Senado y 60 mil 233 a diputados federales.

En Jalisco, el PREP mostraba también a las 6 de la tarde que en la elección de gobernador los ciudadanos escribieron el nombre de 4 mil 773 personas en la línea de candidatos no registrados. Otros 3 mil 370 hicieron lo mismo en la elección de diputados locales y 3 mil 570 en la de munícipes.

El movimiento para votar por personas desaparecidas fue cuestionado por considerar que es una decisión similar a las del abstencionismo o el voto nulo. Es decir, que según la legislación electoral de nuestro país no tendría utilidad. Pero también podríamos preguntarnos qué utilidad tiene para las familias de los desaparecidos el voto por candidatos y partidos políticos que no han actuado para acabar con esta crisis.

Y no solo hubo votos por los desaparecidos. Este domingo Griselda Triana votó por Javier Valdez, periodista sinaloense asesinado el 15 de mayo de 2017 al salir de la redacción de Ríodoce. Fue su manera de recordar que no ha habido justicia.

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