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Cierra Fito Páez gira por México en Guadalajara

(Foto: Cortesía)

Fito Páez regresó a Guadalajara para ofrecer a sus fans una noche con sus grandes
clásicos.
El argentino cerró en Guadalajara su gira El amor después del amor en México, ante un auditorio Telmex lleno, que lo recibió con un estallido de aplausos ante las primeras notas de la canción que da nombre al show.

Vestido de traje claro, Fito Páez se sentó al piano casi desde el comienzo del concierto,
alternando con solos en las teclas, siendo parte del acompañamiento musical o
simplemente cantando de pie frente al micrófono.

Tras la cuarta canción Fito hizo una pausa, antes de cantar Pétalo de Sal para agradecer a Luis Alberto Spinetta, a quien llamó un artista americano fundamental, aclarando que América no es Estados Unidos, y sin quien él no estaría en el escenario. Un artista al que afirmó “amé y amo con locura”.

Para entonces ya los asistentes lo escuchaban de pie, entonando Sasha, Sissí y el círculo de baba, que precedió a dos de sus clásicos: Un vestido y un amor, y Las tumbas de la gloria.

Fito recordó a su padre, un melómano con quien conoció a Chabuca Granda, para explicar que en cada lugar la tierra se escucha diferente. Así llegó Detrás del muro de los lamentos, acompañado de las palmas de su público.

Luego una tregua de calma con La Balada de Donna Helena, para regresar a la conexión, al pedir a los asistentes que encendieran las luces de sus teléfonos para Brillante sobre el Mic.

(Foto: Cortesía)

Ese fue el preámbulo para el cierre con lo que todos esperaban, primero con A rodar mi vida para luego, entre las clásicas despedidas y el primer regreso al escenario, él de traje oscuro y todos de pie y acompañándolo con Al lado del camino, 11 y 6, Circo Beat y el momento más electrónico con Ciudad de pobres corazones.

La despedida y el segundo regreso, ya de gabardina roja, con lo más anhelado para sus fanáticos: llegaron Dar es dar, Mariposa tecnicolor, para aclarar “que el rock no se murió”, y el gran cierre en el piano con Dale alegría a mi corazón. Y no necesitaron nada más.

GR