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El acuerdo ciudadano por la paz

Convencidos de que es posible construir la paz y de que se pueden vencer las dinámicas de violencia y destrucción del tejido social, los participantes del Diálogo Nacional por la Paz, realizado en Puebla del 21 al 23 de septiembre, suscribieron el acuerdo para trabajar desde sus comunidades, en sus estados y municipios de origen.

Y señalan que “para llegar a este momento, hemos caminado juntos con hombres y mujeres de buena voluntad de todo el país, en un ejercicio de oración, de encuentro y diálogo, y búsqueda de horizontes de esperanza, que nos permitan construir el México que queremos y merecemos, donde haya respeto a la vida, a la dignidad de todas las personas, Estado de derecho y la superación de las desigualdades sociales en todas sus causas”.

Las acciones para iniciar el camino de la paz, donde se posibilite reconstruir el tejido social, para tejer la paz, se visualiza metafóricamente en cinco hilos de paz:

Uno es vivir la democracia. Aceptar que pensamos y somos diferentes, y que las visiones y proyectos diferentes de país pueden interactuar, con el respeto profundo a la pluralidad, dialogando, valorando la participación de todos, y aspirando siempre al bien común, recuperando el espacio público como lugar de encuentro y la organización comunitaria para resolver las necesidades colectivas.

Otro es impulsar el desarrollo integral. Se tiene que promover una economía social que aliente los procesos producticos solidarios. Transitar de la dispersión egoísta al bien común es tarea indispensable en la construcción de la paz. Trabajar en la promoción de acuerdos laborales que mejoren las condiciones de trabajo y de vida. Que impulsen comunidades comprometidas con el cuidado y la corresponsabilidad, integrando acciones de cuidado del medio ambiente.

Un tercer hilo es propiciar la cultura de paz. La cultura dominante es la que ha impuesto la violencia como estilo de vida: el individualismo, la competencia, el consumismo, la ganancia, junto con el racismo y la xenofobia estimulan varias formas de discriminación. Por eso es imprescindible un cambio cultural.

Las acciones que se proponen: impulsar la empatía y la solidaridad con las víctimas de la violencia, y promover procesos de sanación familiar y comunitaria para atender las secuelas de la violencia; y necesariamente fortalecer la cultura de la hospitalidad con los migrantes, refugiados y desplazados.

El cuarto hilo es la educación. Aún no llega la revolución educativa que nos prepare para establecer relaciones de paz. Urge un nuevo modelo educativo que construya valores, actitudes y conductas pacíficas y amistosas para que sepamos resolver las diferencias y los conflictos de manera pacífica. Entre las acciones urgentes están generar espacios de diálogo interinstitucional y de mediación para la resolución positiva de la conflictividad en las distintas regiones del país, y promover en las escuelas una educación para la paz que ayude a una mejor convivencia social.

Un quinto hilo es la justicia y seguridad. Es indispensable la promoción de la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas de seguridad. Es necesario reconocer, dignificar y recuperar el liderazgo de las policías municipales y comunitarias, y sin duda el fortalecer los procedimientos de justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos, por último, es imperativo convocar a expertos a una evaluación y rediseño del sistema de seguridad, justicia y cárceles de México.

Presentan este acuerdo ciudadano, desde la solidaridad ante “el dolor de las víctimas, que hacemos propio, porque el dolor de una debe ser el dolor de todos, queremos expresar que no están solas, que en México hay suficiente energía, generosidad en inteligencia para transformar nuestra realidad y superar esta oscura etapa que ya nos ha hecho suficiente daño a todos”.

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