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El negocio del futbol I

La corrupción en la FIFA abarca décadas de engaño, soborno, egoísmo e impunidad...

Ken Bensinger

 

Sin duda el futbol es el deporte más popular en el planeta: de ser un juego sencillo, se desarrolló en un deporte con reglas definidas; después se convirtió en un espectáculo delirante, para terminar transformado en un negocio multimillonario monopolizado por la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y sus satélites, las federaciones regionales y nacionales.

El futbol –un deporte de masas– despierta pasiones, que muchas veces se desbordan con consecuencias no del todo gratas. También une a pueblos ilusionados con sus equipos locales o nacionales, como ocurre cada cuatro años con el torneo mundial y que en estos días está en marcha en Qatar. Y esto motiva a preguntar, ¿por qué Qatar? ¿Por qué antes fue en Rusia, país que ahora está invadiendo a otra nación?

La FIFA y sus aliados (211 asociaciones o federaciones) monopolizan y coordinan la organización de los torneos de futbol en todo el planeta con solo una idea en mente: el lucro. Y en torno a ello se ha creado una inmensa industria del entretenimiento donde convergen la televisión (y todos los medios de comunicación), las marcas deportivas, las casas de apuestas, las grandes contrataciones, las innovaciones tecnológicas y, mucho, mucho dinero. De ahí los arreglos, los sobornos, en pocas palabras, la corrupción y la impunidad. Sus directivos manejan un negocio de ganancias multimillonarias que, en muchas ocasiones, están por encima de las legislaciones nacionales como toda corporación multinacional.

Si bien se ha realizado mucha investigación periodística sobre la corrupción en el deporte –en especial en la FIFA–, nunca se había hecho una averiguación criminal. Ken Bensinger escribió un apasionante libro de investigación, Tarjeta Roja. El fraude más grande de la historia del deporte (2018), pero con una narrativa detectivesca, digno de todo un thriller. El texto hace referencia a la pesquisa realizada por dos agencias norteamericanas: el FBI y el IRS (el SAT estadounidense); por varios años realizaron investigaciones que condujeron al arresto de varias personas en el lujoso hotel Baur au Lac en Zúrich, Suiza, sede de la FIFA.

La única forma en que entraran las agencias estadounidenses era que comprobaran actos de corrupción en su territorio. Se descubrió que, uno de los miembros eminentes de círculo dorado de la FIFA, Chuck Blazer, robaba millones de dólares de la organización y los escondía en paraísos fiscales, lo que condujo a su arresto por el FBI en Manhattan. Para no pasar el resto de sus días en la cárcel, se volvió un testigo protegido para dar información de otros funcionarios que aceptaban sobornos para dar derechos de mercadeo y televisión para los torneos de futbol.

Quien desenmascaró la corrupción en la FIFA y que por mucho tiempo permanecieron ignoradas sus denuncias fue el veterano periodista escocés Andrew Jennings, que también escribió dos libros: Omertà: La FIFA de Sepp Blatter, familia del crimen organizado (2014) y El Juego Sucio: Descubriendo el Escándalo en la FIFA (2015). Jennings se hizo famoso por preguntarle directamente a Joseph Blatter en una conferencia de prensa: “Herr Blatter, ¿ha recibido usted algún soborno?”.

En su libro de 2015, Jenning señala que los sobornos han sido el negocio habitual desde que João Havelange llegó como presidente de la FIFA en 1974, y remata acusando que el futbol “ha sido controlado, cada vez más, desde lo más alto por escoria sin moralidad discernible, muchos de ellos vistiendo impresionantes blazers de la FIFA”.

Twitter: @ismaelortizbarb

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