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Sensación

Mi colonia está en plena Guadalajara, muy cerca del cruce de la Calzada y Circunvalación. Tengo, por un lado, muchos negocios como vecinos; por el otro, casas de personas a quienes no conozco prácticamente de nada, con cerca de tres años viviendo en esa casa.

Ahí, en medio de tanto tráfico de autos y de personas, me siento medianamente segura. No es un lugar que esté en las orillas de un asentamiento urbano, lo que me hace estar tranquila, pero no es un espacio donde haya desarrollado una vecindad importante, de confianza y apoyo, como sí he hecho en otras colonias donde he vivido, tal vez por esa combinación de negocios y casas-habitación.

La seguridad y la delincuencia son temas que afectan la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y la Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida 2022 (EPCCV), dada a conocer por Jalisco Cómo Vamos este miércoles, revela una serie de datos que proporcionan una visión detallada de cómo percibimos estos aspectos de nuestro entorno inmediato.

En estos tres años en los que he vivido en esa colonia a mi automóvil le robaron las polveras y han saltado a mi pequeño patio para esculcar y llevarse cosas que, en realidad, no son de gran valor, como plantas, escobas y trapeadores, pero que me hacen pensar en la facilidad que hay de que cualquiera entre y salga de mi patio, pese al cancel y seguros que se pongan.

Hace no mucho le arrebataron el celular a una chica mientras iba caminando por la calle; asaltaron a mano armada un consultorio médico, llevándose dinero, celulares y otros artículos de valor de quienes allí estaban, y vi cómo un muchachillo saltó una reja de 3 metros de alto en un negocio para entrar y llevarse lo que encontró en un gabinete de insumos. Y esos son sólo de los delitos que he sabido.

Nadie de ellos pudo recuperar nada. Sólo incrementaron sus medidas de seguridad: un gabinete más fuerte y con candados; un cancel eléctrico que se abre desde dentro y no se deja pasar más que a los pacientes con cita; un sistema de cámaras…

Justo la encuesta señala que el tipo de delito más común es el robo, y la mayoría de las víctimas opta por no denunciarlo a las autoridades. Este fenómeno puede relacionarse con la falta de confianza en el sistema de justicia o por el temor a represalias.

Además, detalla que la percepción de inseguridad varía según las características de los grupos poblacionales. Los residentes con calidad de vida baja, las mujeres y las personas de 45 a 59 años son los que se sienten más inseguros, y que quienes ya fueron víctimas de algún delito tienden a percibir más inseguridad.

Claro que estos problemas no se comparan, y creo que con cierta razón, con aquellos que sufren personas que viven en espacios dominados por el crimen organizado, plagados de fosas clandestinas o alejados de los servicios públicos, con entornos semipoblados. Por ejemplo, el documento advierte que en el tema de desaparición de personas, un fenómeno cada vez más presente en la conciencia colectiva, se destaca en El Salto, donde 7.7 por ciento de la población dijo tener algún familiar desaparecido, lo que ahonda esa percepción de inseguridad.

Pero siento que precisamente, con la justificación de que hay unos problemas “más problema” que otros, las autoridades se deslindan de atenderlos todos. Lo hemos visto varias veces y ahora me viene un par de ejemplos; cuando ocurrió el caso de desaparición múltiple relacionada con un call center en Zapopan, las autoridades se volcaron a buscar a los jóvenes, pero eso hizo, denunciaron los familiares de otras víctimas, que dejaran de atender el resto de casos menos mediáticos.

Algo parecido pasó cuando ocurrió el atentado en Tlajomulco en el que murieron seis personas, apenas en agosto, y que hizo que se detuviera el proceso de búsqueda y extracción de cuerpos encontrados en una fosa clandestina en la comunidad San Juan Evangelista.

¿Cómo puedo comparar el robo de mis polveras con la búsqueda de una persona desaparecida o con un asesinato?

Y el punto es que todos deberían ser excepciones, no una constante que nos tenga, en alguna medida, en alerta permanente, con los ojos atentos puestos en nuestro entorno para no terminar siendo una víctima.

Expectantes.

X: @perlavelasco

jl/I