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Aliadas por la igualdad y el ejercicio pleno de derechos

Por vez primera, las y los mexicanos tenemos la posibilidad real de que una mujer llegue a la primera magistratura del país. Esta podría ser la oportunidad idónea para vivir una contienda diferente, una que ofrezca al electorado distintos ángulos y enfoques para la atención a los problemas de siempre: la pobreza, la inseguridad, el desempleo, la falta de acceso a la salud, la educación, etcétera.

Pero este “inicio de campaña” deja al descubierto que los estilos, los discursos, los actos proselitistas y las promesas de gobierno de las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República son más de lo mismo y “tantito peor” que lo que hemos visto y vivido en procesos anteriores.

Siendo optimista, una esperaría que en esta elección las candidatas propiciaran un pacto de respeto y sororidad entre ellas y que, independientemente de las diferencias partidistas, se comprometieran a comunicar y contrastar respetuosamente ellas y el candidato, sus propuestas y planes de gobierno; que los tres aspirantes a jefa o jefe del Ejecutivo evitaran la descalificación o señalamientos vanos y se concentraran en la exposición y discusión de propuestas y soluciones posibles; que detallaran sus costos, alcances y limitaciones.

Una esperaría que al menos las candidatas centraran su atención en los problemas que lastiman y atraviesan a las niñas y mujeres en este país. Que en los hechos, ambas se rebelaran y se comprometieran a combatir y erradicar la cultura machista que nos violenta y que genera desigualdades; que reconocieran que desde la diferencia es posible sumar esfuerzos y voluntades para disminuir y acortar las brechas que nos separan del acceso a las mismas oportunidades.

Una desearía que en los equipos de trabajo de las candidatas y el candidato se incluyera a más mujeres capaces, profesionistas jóvenes y adultas provenientes de las distintas corrientes políticas de los institutos que las arropan y que igualmente desafiaran el statu quo; que abrieran la puerta a los mejores y más calificados perfiles de las organizaciones de la sociedad civil, la academia y los sectores productivos; que les escucharan y conocieran el trabajo que realizan; que respaldaran y enriquecieran con ese saber y experiencia, las propuestas de atención y solución a los problemas que aquí vivimos, que reconocieran las oportunidades de crecimiento y desarrollo sostenibles y se comprometieran a hacerlas posibles.

Una anhelaría que esta fuera la ocasión propicia para sentar un precedente y que las candidatas que hoy tienen una alta probabilidad de convertirse en la primera presidenta de la República, se descubran y reconozcan como aliadas; se rebelen contra las viejas prácticas machistas de sus jefes y de sus partidos; que se comprometan con nosotras para avanzar en la igualdad, el acceso a la justicia, el reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos para todas y todos. Tristemente, hoy no es así. Sigamos siendo optimistas, sigamos haciendo resistencia, un buen día, más temprano que tarde, lo haremos posible.

X: @claudiaacn

jl/I