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México y sus migrantes ambientales

Recientemente concluyó la primera audiencia pública de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) sobre la movilidad humana derivada por los efectos del cambio climático. Este hecho sin precedentes abre la puerta a las y los afectados para hacerse oír y llamar la atención frente a los efectos de los desastres repentinos y progresivos relacionados con el cambio climático, como las sequías prolongadas, las inundaciones, el aumento del nivel del mar y la desertificación, entre otros eventos.

La población El Bosque, en Tabasco, México, sabe de ello. Lupita Mayoral contó que ella, su familia y los vecinos de esta extinta comunidad conocen lo catastrófico que es el cambio climático. Narró a las y los comisionados cómo vieron desaparecer de la geografía el espacio en el que crecieron. El Bosque, dijo, fue una comunidad pesquera que vio crecer y prosperar a muchas familias. El mismo mar que les proporcionó el sustento y que por décadas les brindó paz avanzó hacia el poblado y en 2019 una primera marejada se llevó la primera línea de casas, entre ellas, la de su abuelo.

La comunidad no sabía qué era lo que pasaba. El gobierno de México permaneció en silencio y cuando el mar se llevó la segunda línea de casas, llegaron hasta El Bosque, Tabasco, las organizaciones y asociaciones de la sociedad civil para hacer el trabajo que debió hacer el Estado mexicano: informar, acompañar y asesorar a la comunidad sobre el cambio climático; sensibilizarles y hacerles notar que no habría vuelta atrás. Decirles claramente que El Bosque iba a desaparecer.

En noviembre de 2022 la propia comunidad llamó urgentemente a la opinión pública para comunicar que estaban enfrentando los efectos del cambio climático y exigir la atención e intervención del Estado mexicano para la reubicación justa y digna de la población. Un mes más tarde, en Navidad, los habitantes de El Bosque perdieron la tercera línea de casas. El mar se llevó la escuela primaria, el preescolar, dos iglesias y la esperanza de sus habitantes.

El cambio climático les mostró que no acompaña o espera los tiempos políticos; que avanza sin piedad. Les dejó sin casas, sin agua potable o energía eléctrica y sin acceso a los suministros más esenciales para sobrevivir. Luego de un año de lucha, de iniciar y mantener distintos procesos legales, en 2023 algunos de los pobladores obtuvieron respuesta de las autoridades para su reubicación. Otras y otros siguen desesperados y desesperanzados; no hay agua ni servicios de salud, educación ni refugios temporales.

Algunos ya han muerto desplazados; otros más son migrantes climáticos y frente a esta nueva condición no hay planes, programas ni proyectos de atención específicos para aplicar las mejores prácticas que otras naciones han incorporado a su nueva realidad por efectos del cambio climático.

El Bosque es una lección para todas y todos, porque como dijo la mamá de Lupita Mayoral: “Somos los primeros que hemos perdido todo, pero no seremos los últimos”.

X: @claudiaacn

jl/I