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Creatividad y resiliencia frente a Trump

La incertidumbre es moneda corriente para el presente y futuro inmediato en la era Trump 2.0. Al menos, lo será durante el periodo que implique salir del letargo y el absurdo que el mandatario estadounidense se esmera en instalar en ese país y el resto del mundo.

México, Latinoamérica y otras naciones comienzan a experimentar los efectos de las primeras acciones ejecutivas –decisiones capricho– que incluso son difíciles de asimilar y operar hasta para la propias instituciones y poderes en Estados Unidos: deportaciones masivas; incremento a los aranceles y el cierre de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) son apenas el botón de muestra que comienza a inquietar y movilizar a distintos sectores y grupos de interés en esa nación.

El retiro de la USAID abre distintas interrogantes en la agenda de movilidad humana: ¿cómo asumirán los Estados de la región el financiamiento para la defensa de los derechos humanos; la asistencia humanitaria, la migración; la atención y operación de albergues para las personas en movimiento? Sin estos fondos, las redes de apoyo a personas migrantes, refugiados y solicitantes de asilo ya están enfrentando serios desafíos. Esto mismo comienzan a experimentar otras organizaciones y agrupaciones de distintos sectores técnicos especializados para continuar, ampliar y fortalecer iniciativas de transparencia, democracia, asistencia humanitaria; investigación y protección de poblaciones y territorios vulnerables.

Ciertamente, la presencia y operación de USAID en México y la región no ha estado exenta de polémica por su influencia geopolítica; pero es innegable que hay un vacío que obliga a los países colaboradores a reinventarse, y no solo de dientes hacia fuera, porque celebrar el cierre de esta agencia en México obliga también a clarificar cómo suplirá el gobierno federal los recursos que recibieron desde este mecanismo para algunos de los programas emblemáticos de la 4T.

Igualmente, las organizaciones de derechos humanos que han dependido en gran medida de la cooperación internacional deberán acelerar la transición hacia modelos de financiamiento más autónomos y sostenibles; para operar y prosperar sin los fondos internacionales. En nuestro país, algunos colectivos y espacios de atención y defensa que trabajan con migrantes han recurrido a financiamiento colectivo, alianzas con universidades y modelos de negocio social para sostener sus operaciones; pero más allá del financiamiento, resulta oportuno cuestionar ¿qué tipo de cooperación internacional necesita México y América Latina en este nuevo escenario?

La competencia geopolítica en la región está en plena transformación. Está claro que el retiro de USAID no implica el fin de la influencia extranjera y que puede abrir la puerta a nuevos actores como China, la Unión Europea o incluso alianzas regionales fortalecidas. En lo local, es momento para rediseñar estrategias que fortalezcan la cooperación y alianzas entre gobiernos locales, la sociedad civil y los sectores productivos. Jalisco tiene ya un camino andado que está por ponerse a prueba. La era Trump 2.0, nos traerá más desafíos y sorpresas para los que habrá que resistir, adaptarse y encontrar soluciones.

X: @claudiaacn

jl/I