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Diócesis estrena 30 nuevos sacerdotes

EVENTO RELIGIOSO. Para junio, los sacerdotes estarán integrados en sus parroquias. (Foto: Fernanda Carapia)

Los nervios no dejaron dormir a María Elena Cedillo. A las 5 horas se levantó pese a ser domingo y es que tenía que ir a que la maquillaran y peinaran, pues era la graduación de su hijo.

“Desde pequeñito a él le gustaba todo esto, a uno como padre le toca ir descubriendo qué es lo que les gusta e irlos acompañando”, dijo la mujer con una sonrisa en el rostro.

Job Esteban Calderón Cedillo, el más pequeño de sus seis hijos se inclinó por la vocación religiosa y tras 13 años de estudios en el seminario, ayer se ordenó como sacerdote.

“Fue un momento muy especial, la postración (todos los nuevos sacerdotes y diáconos se acuestan en el piso) es la ofrenda a Dios, es irle ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro corazón y nuestro pensamiento”.

Antes de que el cardenal Francisco Robles Ortega ungiera sus manos con los santos óleos, María Elena subió al altar de la Asamblea Principal del Santuario de los Mártires de Cristo con la sotana de su hijo en manos para después vestirlo.

Job Esteban fue asignado como vicario a la Parroquia de San Ignacio, en la Hermosa Provincia.

Curiosamente, dijo, fue ahí donde empezó su vida religiosa, pues hace ya algunos años fue a esa parroquia a hacer colecta para el seminario.

“Por casualidad, cuando ingresé al seminario (2003) en el primer año de colecta me tocó ir ahí y hoy, como mi primer destino, voy a ir ahí, me da mucha emoción porque fue la primera parroquia que visité como seminarista”.

Junto con Job Esteban, el cardenal le impuso la sotana a otras 29 personas y con ellos el número de sacerdotes en la Diócesis de Guadalajara ronda entre los mil 200 y mil 250.

El prelado estimó que a mediados de junio los nuevos sacerdotes estarán integrados 100 por ciento en sus parroquias; hay unos que fueron asignados a la zona metropolitana a colonias como Santa Cecilia, en Guadalajara, o San Gaspar, en Tonalá. Otros se fueron a Nochistlán, Zacatecas.

“Ya les di su primer destino y una vez que concluyan las celebraciones de las cantamisas de los 30, por ahí de mediados de junio, estarán en su parroquia”.

La cantamisa es la primera celebración eucarística de los nuevos sacerdotes y debe ser cantada, de ahí el nombre.

“Se le nombra a la primera misa que el sacerdote celebra después de ordenarse, ciertamente ahorita concelebraron, pero en la cantamisa cada sacerdote hace su celebración solemne, es una misa cantada y el sacerdote nuevo debe cantar, así sea desentonado, pero debe de cantar”.

La parroquia en la que se lleva a cabo esta celebración, agregó el purpurado, es donde el sacerdote elija, puede ser en la que fue asignado, en la de su pueblo natal o en donde prestó su servicio.

En el caso de Job Esteban, su cantamisa será hoy en la parroquia ubicada en la Venta del Astillero, ahí cerca de La Primavera, donde creció.

Esta es la primera vez que se llevan a cabo ordenaciones sacerdotales en el Santuario de los Mártires, lugar en el que se congregaron; según datos de la Iglesia, asistieron 13 mil personas y es que se llenaron las 8 mil sillas que se rentaron, incluso había gente de pie alrededor de la construcción.


DN/I