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Conflictos mundiales

La economía mexicana está fuertemente vinculada a la economía global. En 2023, el comercio internacional del país, i. e., la suma de exportaciones e importaciones, ascendió a 57.78 por ciento del PIB. Así, no resulta extraño que los conflictos internacionales tengan impactos significativos sobre el desarrollo económico del país.

Los conflictos internacionales tienen repercusiones en la economía mexicana aun cuando el país no esté involucrado con ninguno de los bandos en disputa. Los conflictos en Oriente Medio, por ejemplo, suelen tener impactos directos en los precios y la oferta del petróleo e, indirectamente, en los ingresos petroleros y las finanzas públicas nacionales.

Además, los conflictos a menudo provocan movimientos de capitales hacia países considerados más seguros, lo que puede generar inestabilidad financiera y salidas de capitales en economías emergentes, como la mexicana. Este flujo de capitales puede afectar la disponibilidad de financiamiento para proyectos de desarrollo y la estabilidad de los mercados financieros locales.

La escasez de productos elaborados o requeridos por los países en conflicto también puede afectar a México. El conflicto entre Rusia y Ucrania, por ejemplo, ha inducido reducciones en la oferta internacional de flores, granos y energéticos. La escasez de productos internacionales puede afectar los precios y su disponibilidad en México.

Además, los conflictos internacionales pueden dar lugar a cambios normativos y restricciones comerciales que afectan directamente a México, como se ha observado en las disputas comerciales recientes en el marco del TMEC. Estos cambios pueden influir en las condiciones de acceso a los mercados internacionales y en la competitividad de las empresas mexicanas.

México, sin duda alguna, debe desarrollar estrategias de monitoreo y evaluación para prevenir y mitigar los riesgos económicos asociados con los conflictos internacionales. Estas medidas podrían incluir la diversificación de las fuentes de ingresos, la promoción de la inversión nacional y extranjera y la búsqueda de alianzas estratégicas con otros países.

En mi opinión, México no puede permitirse ser una víctima económica de los conflictos internacionales. Sin duda, es necesario que se adopte un enfoque proactivo y colaborativo para abordar los desafíos económicos asociados a estos conflictos y para garantizar la estabilidad y el desarrollo económico del país en el largo plazo.

jl/I