INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La vida es un suspiro

In memoriam de Lety Carrasco Gutiérrez

 

De pronto la vida y su antagonista o su complemento, la muerte, se ensañan y las noticias de fallecimientos prematuros de amigos, compañeros de trabajo, de luchas sociales, de alumnos, llegan sorpresiva e inesperadamente y nos zarandean, nos golpean, dejándonos un hueco en el pecho, produciéndonos gran tristeza, reiterando nuestra fragilidad y enfatizando que bastan algunos minutos para ausentarnos para siempre de este mundo terrenal, dejando truncos sueños futuros que ya no podrán ser. La vida es un suspiro, me dijo metafóricamente mi querida amiga Alejandra Guillén.

Leticia Carrasco Gutiérrez y Jesús Alejandro Pérez Amante seguro no se conocieron a pesar de haber caminado o estado en algunos de los espacios comunes del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Aunque pareció, ellos no fallecieron el mismo día, pero coincidentemente, sus cuerpos estuvieron hace dos días, el 18 de septiembre, en la misma funeraria.

Tanto de Lety como de Alejandro se difundieron esquelas avisando de su fallecimiento. Pero, como sabemos, las esquelas no dejan ver las historias, las trayectorias de vida de las personas que se han ido. Tratando de honrar un poco su memoria, escribo para Lety estas pocas palabras.

Lety era hija de doña María Luisa Gutiérrez y hermana de Jorge Salvador Carrasco Gutiérrez, Pino, quien no cumplía los veinte años cuando fue desaparecido por la Dirección Federal de Seguridad el 28 de febrero de 1977, después de enfrentarse con policías del Servicio Secreto y de la Policía Municipal de Guadalajara. Jorge era miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Este hecho cambió para siempre el rumbo de las vidas de sus familiares.

Al poco de su desaparición, doña María Luisa, junto con otras madres y padres, fundó el Comité pro Defensa de Presos, Desaparecidos, Perseguidos y Exiliados Políticos. Por medio de este comité, hasta el último día de su vida exigió al gobierno le regresara vivo a su hijo. Murió en esa lucha sin que el gobierno escuchara su demanda.

La búsqueda de su hermano Jorge la continuó Lety desde el Comité Eureka, a la vez de que realizaba su formación académica en la Universidad de Guadalajara, estudiando primero la licenciatura en Trabajo Social y posteriormente la Maestría en Ciencias Sociales. Su doctorado lo hizo en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y en los dos posgrados las tesis correspondientes tuvieron como tema el caso de los muchachos de la Liga Comunista 23 de Septiembre, en el contexto de las décadas de los setenta y ochenta del siglo 20.

En medio de este proceso se incorporó como investigadora del Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales y hasta el ciclo escolar pasado fue también profesora de los Departamento de Trabajo Social y de Historia.

Inesperadamente murió el pasado 17 de septiembre. Igual que a su madre, la muerte la sorprendió sin volver a ver y saber nada de Pino.

La próxima entrega la dedicaré a Jesús Alejandro Pérez Amante.

[email protected]

jl/I