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Kircher y la astronomía

Al escribir en 1660 sobre un nuevo libro de astronomía, Kircher no encontró nada que mereciera censura, “ni la sombra de un error contra la realidad ortodoxa”. Al presentar los sistemas en competencia como suposiciones, el autor hizo que el copernicano fuera útil para la República de las Letras sin desafiar el derecho de la Iglesia al correcto y adecuado rechazo como temerario y contrario a las Escrituras 

John L. Heilbron en ‘The Church and Galileo’, Ernan McMullin (Ed.), UNDP, Notre Dame, IN (2005), p. 291 

Muy curioso y prolífico autor de los más disímiles temas, el jesuita Athanasius Kircher, quien nació el 2 de mayo de 1598 en Geisa, Ducado de Turingia, ha recibido entre otros calificativos el de “genio universal” además de “el último hombre del Renacimiento”; su biógrafo Joseph F. MacDonnell menciona que “la mayor contribución fue resumir, a través de sus 41 libros masivos, lo que los científicos del pasado habían logrado en un tema determinado y qué métodos científicos parecían más apropiados para el estudio futuro” (Biographical Encyclopedia of Astronomers, Springer, 2014, p.1218). 

Pero el educado en las universidades de Paderborn, Colonia y Mainz también hizo sus aportaciones; justo en Mainz usó por primera vez un telescopio para estudiar las manchas solares, sobre lo cual escribió en su Itinerarium exstaticum s. opificium coeleste (1656) y es referido por don Carlos de Sigüenza y Góngora en el libro con el cual contesta la disputa sostenida con el también jesuita Eusebio Francisco Kino, sobre lo que hemos escrito en esta columna (ver El Diario NTR, El Pegaso de Sigüenza, 15 de enero 2017), así el padre Sigüenza menciona la cita que de Kircher hace Kino: “Lo quál iteradamente se confirma con el dicho y sentimiento del celebérrimo Mathematico de nuestra edad P. Athanasio Kirchero, que dixo, que las manchas solares eran redundaciones, o resácas del Sol” (Libra Astronomica y Philosophica..., México (1690), p. 43), además de ésta varias las referencias que hace Sigüenza a diferentes libros de Kircher, demostrando su profundo conocimiento acerca de ellos. 

El volumen de Artes de México dedicado a “Los jesuitas y la ciencia” es profusamente ilustrado con grabados de las obras de Kircher, en la fotografía de la portada de su Magneticvm Natvrae Regnvm (1667) nos esteramos que el ejemplar de la Biblioteca Nacional de México está dedicado al poblano Alexandro Favián, quien sostuvo correspondencia con el propio Kircher. 

Los eclipses, cometas entre otros temas son abordados por Kircher en su Ars Magna Lucis et Umbrae (1645-46) y también describe la llamada linterna mágica, el antecedente del cinematógrafo, aunque sobre este tema hay una nota aclaratoria en la revista Nature (Vol. 180, p.583, 1957). En la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola se resguardan poco más de una veintena de las obras originales de Kircher, un proyecto y repositorio sobre su vida y obras puede consultarse aquí

Twitter: @durrutydealba

Jl/i