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Mayo en la memoria

En Jalisco, con matices, intensidades y nominaciones diferentes, la represión, la violencia, la guerra, la violación de los derechos humanos ha sido una permanente en todos los periodos históricos e independientemente de los partidos que han gobernado. Es importante no olvidar, y con ese fin, como ejemplo, voy a referirme a tres casos paradigmáticos que, coincidentemente, sucedieron en el mes de mayo de años diferentes durante los gobiernos de Francisco Ramírez Acuña (PAN) y de Enrique Alfaro Ramírez (MC).

En día 4 de mayo de 2002, en el municipio de Tlajomulco se celebraba una fiesta rave. Tipo de fiestas juveniles que solían iniciar a altas horas de la noche para terminar hasta la mañana del día siguiente. El gobernador Ramírez Acuña, de forma moralista, definió a estas fiestas como “francachelas y orgías” y ese fue “argumento” suficiente para que cientos de policías agredieran, violentaran y criminalizaran a los más de mil quinientos jóvenes que bailaban animadamente.

Dos años después, el 28 de mayo de 2004, en Guadalajara se realizaba la tercera Cumbre de gobernantes de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. En esta ocasión este mismo gobernador montó un gran dispositivo de provocación con el fin de dar una lección definitiva a quienes en aquel entonces nos manifestamos pacíficamente en contra de los efectos perniciosos de la globalización. En esa ocasión los policías golpearon brutalmente a muchas personas, ya estando sometidas, y detuvieron a una gran cantidad de jóvenes. Varios de ellos experimentaron largos y costosos juicios penales y sufrieron la experiencia del encarcelamiento por más de un año.

El tercer caso sucedió otro 4 de mayo, pero de 2020. Estábamos en el contexto de la pandemia y en el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez (MC). Ese día, por no portar cubrebocas, policías de Ixtlahuacán de los Membrillos detuvieron y asesinaron a Giovanni López, un trabajador de la industria de la construcción. La noticia se conoció un mes después y entonces los días 4, 5 y 6 de junio explotó la ira social y sucedió lo impensable e inédito en las formas de la protesta y la resistencia social. Durante esos días un numeroso contingente de jóvenes desafió al gobierno como no se había hecho antes y atentó contra el principal símbolo arquitectónico del poder político. Ese día, extrañamente, el palacio de gobierno y sus alrededores carecían de presencia policial y, convenientemente, aparecieron cuando los manifestantes habían incendiado patrullas y derribado la puerta principal del palacio. Después de eso se soltó toda una cacería. Golpes, detenciones arbitrarias, detenciones, tortura, persecuciones, insultos y vejaciones a las mujeres.

Los tres casos fueron noticia internacional. Fueron denunciados por los agredidos. Intervinieron diversas instancias de defensa de derechos humanos. Sucedió lo de siempre. Los dos gobernantes presumieron su impunidad, acusaron a sujetos externos e incluso, de manera machista y bravucona, manifestaron su disposición a volver a reprimir.

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