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Ciudad deshumanizada

La ciudad es ante todo espacio público, mezcla de personas y actividades sociales, productivas y culturales, con un sentimiento de posesión compartida de la ciudad en sus calles y plazas. La ciudad solamente con edificios, ya sean para vivir o para trabajar y con medios de transportes e infraestructura, no es ciudad, es en el mejor de los casos una zona urbanizada.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha revelado en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) 2022 cuáles son las mejores y peores ciudades para vivir en nuestro país, ya que toma en cuenta la inseguridad en que viven sus habitantes, y analiza cómo la población se siente insegura y en qué situaciones, como por ejemplo estar en un cajero, salir a la calle, y mide la confianza en las instituciones de seguridad, desde la Policía Municipal hasta las labores del Ejército y de la Guardia Nacional.

En este estudio, las ciudades que más se consideran seguras respecto a la perspectiva de las propias personas que las habitan son San Pedro Garza, Benito Juárez, Piedras Negras, Mérida y Tampico; que además del estilo de vida, son las mejores ciudades para vivir, terminando con el mito de que la zona conurbada de la Ciudad de México, de Monterrey o de Guadalajara serían las mejores ciudades del país para vivir.

Entre las ciudades más inseguras para vivir se ubican Fresnillo, Zacatecas, Irapuato, Naucalpan y Ciudad Obregón. Estas ciudades clasificadas como las más inseguras cuentan con agudos problemas de narcotráfico, robos, extorsión, asaltos a comercios y asesinatos entre otros más.

La ciudad considerada como el lugar de las iniciativas, de las oportunidades y las libertades individuales y colectivas se convirtió en una utopía.

Una utopía donde se podía unir el pasado con la memoria y los proyectos del futuro le daban sentido al presente. Las calles estarían llenas de recuerdos, sentimientos y momentos comunitarios enlazados con edificios, monumentos, tramas y el espacio público, ¿entonces qué es lo que ha pasado con la utopía de la ciudad para la gente?

El entender las ciudades es complejo, pues la ciudad se diseñó tomando en cuenta la escala del modelo del auto, sus necesidades espaciales y su velocidad, quedando de lado las necesidades de la sociedad y de convivencia social. En la jungla urbana, a pesar de que las personas son elemento principal, no siempre han sido las personas las protagonistas de las ciudades, sino el automóvil, como estatus de progreso.

Esto ha resultado en la deshumanización del espacio público, donde las calles pasan de ser espacios de encuentro entre las personas, a arterias de paso de vehículos motorizados.

El diseño de los espacios urbanos, con base en el desarrollo inmobiliario, y con vías de movilidad que excluyen a los ciudadanos al no tomarlos en cuenta, introducen una pérdida de calidad de vida.

Nuestra ciudad de Guadalajara nos muestra las realidades del tráfico de droga, la explotación de menores, con un primer lugar en desaparecidos, el abandono de ancianos, la corrupción y crimen cotidiano en todas sus manifestaciones.

Los ciudadanos son los que utilizan y transforman la ciudad diariamente y, a menudo, tienen necesidades que se olvidan en la planificación urbana que realizan las autoridades, que no socializan ni toman en cuenta en los planes de desarrollo urbano.

La ciudad late a partir de su corazón, el centro, o sus centros en las grandes urbes. Es allí donde se concentran los flujos de las personas y de las ideas, las memorias colectivas y los puntos que transmiten sentido a la vivencia urbana.

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