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Las precampañas tienen fecha para realizarse

El 19 de junio de este año comenzó una fase de selección de precandidaturas en el partido oficial, al que se anexaron dos partidos invitados y generaron la coalición Juntos Hacemos Historia (JHH); para tales efectos y como determinación directa de esos partidos, el proceso comenzó con la renuncia de todos los aspirantes a sus diferentes cargos en la administración federal. De esta forma, comenzaba la ruta de proselitismo al interior de esa coalición con la sustancial aprobación de la Presidencia de la República. No estaba determinado nada en la legislación electoral y lo que se desarrollaba como un acto adelantado de campaña por la búsqueda de la candidatura presidencial concluyó en la primera semana de septiembre con la designación de una aspirante con el título de coordinadora.

Por otra parte, la coalición del PAN, PRI y PRD, una semana después, realizó el mismo procedimiento y en los mismos tiempos que la coalición oficial. Después de un proceso complejo y relativamente sorpresivo, la oposición llegó con una propuesta de aspirante, también denominada coordinadora.

Esos eventos salen totalmente de las fechas determinadas por el órgano electoral que ante la evidencia de los acontecimientos ha planteado nuevas fechas. De esta forma, el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció que el periodo de precampañas para el proceso electoral federal iniciará el 20 de noviembre de 2023 y concluirá el 18 de enero de 2024. En ese periodo, normalmente, se debería realizar la auscultación interna de los partidos para determinar qué actores de los institutos políticos reúnen los requisitos del partido para suscribir la candidatura. En el caso de las dos coaliciones mayoritarias, ese tiempo seguirá su trámite en constantes giras nacionales promocionales. En el caso de los demás partidos, nacionales y locales, iniciarán un proceso ya concluido por JHH y el Frente Amplio por México (FAM).

Entre varios elementos novedosos que se han desarrollado en el proceso, la participación directa del presidente de la República en funciones de promotor partidista es una variante con la que no se había contado en procesos anteriores, en la dimensión y con la apertura con la que se desarrolló durante la selección de las aspirantes.

Los embates presidenciales en contra de la aspirante del FAM provocaron movimientos importantes que, contrariamente a lo esperado, resultaron en una visibilización de alto espectro de la candidata. Los ataques con los recursos del gobierno federal en contra de esa candidatura no fueron pasados por alto por las audiencias de los medios y de las vías alternas de información política. A pesar del intento de debilitar la candidatura, se fortaleció en el ámbito de comunicación política de la coalición y de la opinión pública, mostrando simpatía por la candidata.

Una doble dimensión de estrategia debería estar en la perspectiva de FAM considerando el hecho de que la candidata es Claudia Sheimbaum, quien al respecto ha pasado sin ningún tipo de reacción. De esta forma, enfocar las estrategias en las candidaturas implica un debate entre los partidos que respecto de lo que ha sucedido hasta ahora, ni la colación JHH o Morena en particular han intervenido sustancialmente en la controversia y no podían, porque se trataría, ahí sí, de una proyección de proceso electoral.

Un eje importante de análisis y acción lo constituirá desarrollar el proceso de campaña electoral entre los partidos y que el órgano electoral asuma las funciones para las que ciudadanamente se creó. Las inconsistencias de la nueva estructura del INE han tenido que pasar por el Tribunal Electoral y, por otra parte, sobre el asediado Poder Judicial por parte del presidente. La recuperación del Estado de derecho y el orden institucional será un reto para el país con un poder obstinado en perturbarlo.

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